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Gastronomía

Pla i Llevant sopla 20 velas preocupada por el cambio climático y el marketing

De cada cien botellas consumidas en Mallorca "solo quince están elaboradas aquí", lamenta Toni Bennàssar

Pere Seda, una de las trece bodegas integradas en la Denominación de Origen Pla i Llevant.

Mejorar la calidad de los vinos, potenciar la formación de los bodegueros, solventar los problemas derivados del cambio climático y recuperar variedades autóctonas son algunos de los retos a los que se enfrenta la DO Pla i Llevant, denominación de origen protegida que el pasado viernes celebró en un abarrotado Auditori de Porreres su vigésimo aniversario con la mirada puesta en el futuro.

Al acto asistieron bodegueros, vitivinicultores de Pla i Llevant y autoridades, como la consellera de Agricultura Mae de la Concha y la vicepresidenta del Consell, Bel Busquets, que rindieron homenaje a diferentes personalidades que durante estas dos décadas han apoyado siempre a esta DO, entre ellos el periodista gastronómico de este diario, Guillermo Soler.

Superada la resaca de la fiesta, los responsables de esta DO que agrupa a 13 bodegas y 70 viticultores, con un total de 444 hectáreas de viñedo repartidas entre 19 municipios de la isla, han vuelto al trabajo para hacer frente a los retos. "Hay que mantener el nivel de calidad de nuestros vinos e incluso mejorarlo, y eso solo se podrá lograr ayudando en la formación y profesionalización, apostando por la comercialización, para dar a conocer nuestros productos a nivel nacional e internacional", señala el bodeguero Miquel Gelabert, el hijo del fundador de la bodega homónima.

Finlandia es el último país que ha descubierto los vinos de Gelabert, un mercado al que han accedido gracias a su participación en una feria gastronómica en Alemania. Según apunta el presidente de esta DO, Toni Bennàssar, el 84 por ciento del vino producido se vende en Mallorca y el 16 por ciento restante, en Suiza, Suecia, Noruega, Bélgica, Holanda y, principalmente, Alemania. Aunque reconoce que el sector está preocupado por los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos subraya que solo un 0,3 por ciento del vino de Pla i Llevant se comercializa en el país de Trump.

"Cuando exportamos a Alemania siempre nos piden cierta especificidad, qué personalidad tienen los vinos de la isla, qué les diferencia", indica Bennàssar, quien recuerda que en los últimos veinte años "se ha trabajado mucho" en las variedades de uva autóctona como prensal, callet o manto negro, así como en la recuperación de otras que, como el giró ros, alabada en su día por el Arxiduc Lluís Salvador, había caído en el olvido.

"Los investigadores de la UIB nos han ayudado mucho en la mejora de las variedades autóctonas y también a la hora de estudiar cómo enfrentarnos a la sequía en el campo", afirma Bennàssar.

En este sentido, el cambio climático supone el principal quebradero de cabeza para los bogegueros. "Las olas de calor ya son un serio problema y las soluciones no son gratuitas", lamenta Cristófol Reus, de Pere Seda. "En Francia ya han adelantado la vendimia un mes debido al cambio climático, que cada vez nos preocupa más. El calor está provocando que las viñas tengan más azúcar, lo que aumenta las graduaciones, hasta 15 grados, que a muchos les parece excesiva. La solución pasa por otros tipos de poda y variedades más resistentes", añade Bennàssar.

Llegar a este 20 aniversario no hubiera sido posible sin "un trabajo coordinado" dentro de una familia, la de Pla i Llevant, "muy bien avenida", asegura Cristófol Reus. Pero queda camino por recorrer, "hay deficiencias", confiesa Bennàssar, como el marketing: "De cada cien botellas que se consumen en Mallorca, solo quince están elaboradas en la isla, y eso es un serio problema a resolver".

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