La historia de amor entre Miquel Salom (Santa Maria, 1951) y la fotografía comenzó cuando él tenía 14 años. Cuenta que es "su gran pasión" y su eterna compañera de viaje. También ha sido su trabajo: compaginaba la fotografía comercial con proyectos más personales. Relata, mientras señala una increíble colección de cámaras que guarda en su estudio de la isla, que siempre ha sido curioso, entusiasta, y respetuoso, pues su vínculo con la fotografía le ha permitido expresar y compartir con los demás "historias muy personales y profundas".

Después de jubilarse, empezó a trabajar en su parte más artística. Fue en Chicago, en el año 2008, cuando descubrió el trabajo de Sally Mann -Mejor Fotógrafa Estadounidense según la revista Time, en 2001-. Asegura que, al ver sus obras, sintió una "necesidad vital" de conocer la técnica con la que trabajaba Mann. Así descubrió y aprendió, de manera totalmente autodidacta, el procedimiento conocido como Colodión húmedo, desarrollado en 1851 por Frederick Scott Archer y Gustave Le Gray. "Es un trabajo muy laborioso que requiere orden, limpieza y dedicación total. Tienes que llevar el laboratorio allá donde vayas a fotografiar porque el trabajo previo y posterior a la toma de la imagen es seguido. No se puede dejar a medias. Se utilizan muchos productos químicos y la placa de vidrio en la que se expone la luz tiene que estar húmeda todo el tiempo", detalla el fotógrafo. Es por eso que Salom, además del laboratorio fijo que tiene en su estudio, construyó sus propios laboratorios portátiles.

Este nuevo enfoque técnico y artístico le ha dado muchas "sorpresas y alegrías". La particularidad y originalidad de su trabajo, dada por la utilización de esta antigua técnica, además de por su tierna y sensible mirada, le ha permitido exponer sus obras en galerías de todo el mundo, como Hong Kong y Nueva York

Residencia en The Deering Estate

Por razones familiares, Salom pasa largas temporadas en Estados Unidos desde hace años. Animado por su hija, presentó un proyecto fotográfico con la técnica Colodión húmedo para obtener una residencia en la espectacular finca americana Deering Estate , situada en un enclave "mágico, con una luz espectacular, un bosque fantástico para fotografiar y con el mar justo al lado", sostiene el mallorquín. Precisamente, su propuesta era realizar fotografías del entorno de la finca. Lo aceptaron, y fue artista residente en Deering Estate desde enero de 2018 hasta el pasado mes de mayo. Su trabajo impresionó tanto a los responsables de la finca que, según afirma Salom, le han ofrecido un "despacho", cuenta sonriendo. "Puedo ir allí cuando quiera a realizar mis proyectos. Evidentemente tengo que avisar con antelación. Pero para mí es un honor enorme tener esa posibilidad. Todo lo que está pasando me enorgullece". Y aun más cuando le comunicaron el deseo de que algunas de las obras que resultaron del proyecto que realizó durante su residencia fueran expuestas de manera permanente en una de las casas de la finca, actualmente en proceso de restauración.

Miquel Salom es un entusiasta, una alma curiosa e incansable. Su fuerte conexión con las emociones y también con el paisaje, con la naturaleza, le dan a su trabajo un aspecto mágico. Se levanta temprano para ir a inmortalizar como los primeros rayos de sol acarician el mar en Formentor. Juega en su estudio con frutas y plantas. Y comparte su mirada, bañada en color sepia, con aquellos que quieran escucharle.