El príncipe Enrique reveló ayer que asistió a terapia para superar la muerte en un accidente de automóvil de su madre, Diana de Gales, tras haber pasado más de quince años "sin pensar" en ello.

Enrique, de 32 años, detalló al diario británico Daily Telegraph cómo antes de cumplir los 30 entró en un periodo de "completo caos" que duró dos años y buscó asesoramiento psicológico para afrontar el duelo.

"Mi modo de lidiar con ello era enterrar la cabeza en la arena. Rechazaba incluso pensar en mi madre, porque ¿En qué iba a ayudar eso? Solamente iba a traer tristeza, no la iba a traer a ella de vuelta", señaló Enrique.

La princesa Diana murió en un accidente en París en 1997, con 36 años, cuando su hijo pequeño tenía doce y el mayor, el príncipe Guillermo, 15.

"Con 20, 25 o 28 años yo era el típico que iba por ahí diciendo 'la vida es genial', o 'la vida está bien', porque era exactamente así", haciendo referencia a los años en los que comenzó su carrera militar y durante los cuales protagonizó, ocasionalmente, polémicos titulares, como cuando fue fotografiado desnudo jugando al billar en Las Vegas. "Entonces, mantuve un par de conversaciones y, de repente, todo ese duelo que no había procesado comenzó a manifestarse", relató el príncipe.

Ayudado por su hermano

El hijo de Diana y Carlos de Inglaterra relató cómo su hermano fue quien le recomendó que buscara ayuda para superar la situación: "Necesitas lidiar con esto, no es normal pensar que nada te ha afectado", le dijo Guillermo, según el relato de Enrique.

Otro de los refugios que buscó el príncipe en esos momentos difíciles fue el boxeo, que le "salvó" cuando tenía 28 años para evitar la agresividad y superar los deseos de "golpear a alguien".

Tras la terapia y el periodo de reflexión, Enrique asegura que en estos momentos se encuentra en un "buen lugar".

"Ahora soy capaz de tomar mi trabajo en serio, y también puedo tomarme mi vida privada en serio. Soy capaz de poner sangre, sudor y lágrimas en cosas que realmente marcan la diferencia, en cosas que creo que ayudan a todos los demás", afirmó.

La larga supresión de su duelo desembocó en "dos años de caos total", apuntó. Con el comienzo de la terapia, Enrique se afrontó por primera vez a unos miedos que le perseguían desde el deceso de su madre.

"De pronto, todo ese dolor que nunca había procesado comenzó a salir al frente y fue como realmente como un montón de cosas que tengo que tratar", se sinceró el hijo de menos de Diana de Gales.

Junto a su hermano, el príncipe Guillermo, y su cuñada, la duquesa de Cambridge, Enrique trabaja con una ONG que promueve la salud mental. Defienden que los problemas de esta índole deberían tener la misma prioridad que otras enfermedades y deben contarse abiertamente, sin estigmas.

No es habitual que un miembro de la realeza aborde los problemas emocionales públicamente, pero la entrevista concedida al tabloide inglés rompió con la tradición.

El príncipe también ha ayudado a soldados heridos en las guerras y ha organizado los Juegos Invictus, para fomentar la competencia deportiva entre personal militar herido o enfermo.

Enrique contó a su entrevistadora, Bryony Gordon -autora de un manual en el que relata sus propios problemas con la depresión y otros asuntos- que ahora está bien y elogió a su hermano Guillermo por ayudarle a buscar ayuda tras muchos años sufriendo en silencio.