Por casualidad, el foco cultural veraniego se sitúa en las antípodas mallorquinas de Palma. El flamante ganador del Formentor, Roberto Calasso, viajó a la isla en 2002. Peregrinó a la península septentrional, para postrarse ante el templo donde se otorgaron los premios de los editores que consagraron para el universo a Borges y Beckett. El escritor florentino recogerá este año un galardón cada vez más galardonado por quienes lo reciben. Vila-Matas lo ha colocado en la cima de sus honores en la feliz ´Marienbad´, traducción de Formentor al alemán.
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