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A tiro

Visto en Facebook

Uno de los temas que están siendo comentados estos días tanto en Facebook como fuera de él es la composición del jurado que elegirá al director-gerente de la Fundació Palma Espai d´Art (integrada por el Solleric, Ses Voltes y el Casal Balaguer). El presidente de la AAVIB, Paco Espinosa, desvelaba algunos detalles en su muro sobre dicho comité seleccionador contestando a una pregunta del artista Ian Waelder: "Cinco miembros, dos de fuera de las islas y tres de las islas". Ha habido alguna voz disidente sobre el número de miembros del jurado:algunos piensan que habría que ampliar la representación en pro de la pluralidad de voces y de las asociaciones participantes en el proceso de trabajo con el Ayuntamiento y otros creen que aumentar los miembros dificultaría llegar a un acuerdo. Disidencias aparte [se veían venir], es preciso informar de una preocupación expresada durante estos días por una parte importante del sector y que Waelder ha venido a resumir así: "Tan sólo espero que las mismas condiciones que se exigen al candidato o candidata se exijan también al jurado. Porque para que haya artistas que no tienen actividad y comisarios que no son comisarios, nos podemos retirar. Y pongo de ejemplo el jurado del Creart".

Ítem más. Una vez leídas las bases del concurso, hay un aspecto chocante al que podrían presentar alegaciones los evaluadores y profesores de inglés. En la convocatoria se recoge que el conocimiento avanzado de esta lengua se evaluará también en la fase de entrevista personal con los candidatos, una entrevista realizada por la comisión de selección. ¿Desde cuándo un jurado experto en arte valora el conocimiento de lenguas? Hay que recordar que en el concurso de la Miró, un concurso que precisamente no habría que poner como ejemplo de nada, las pruebas de idiomas las realizaron profesionales acreditados en la materia.

En cualquier caso, todos confiamos que estas preocupaciones del sector se queden únicamente en eso: en pequeñas inquietudes sin importancia.

La organización del Día de la Música por parte del Consell también está recibiendo duras críticas en la red social. Es cierto que la institución insular debería haber abierto una convocatoria a todos los músicos y agentes del sector a fin de que presentaran propuestas para la Festa de la Música. (El lío luego vendría por el comité seleccionador de las mismas, como en el Solleric). El Consell aún debe hacer un esfuerzo en el apartado de transparencia en relación a otras instituciones culturales de la isla, como por ejemplo el IEB. La Capilla de la Misericòrdia y el acceso de los artistas a la misma es otro caso claro y meridiano de las prácticas de la vieja política. Volviendo al tema, las tres discográficas organizadoras de la actividad que se celebra el próximo martes y la propia institución comentaron que el año que viene la intención es abrir el espectro a todo el mundo y que este año no se ha llegado a tiempo. No es excusa y menos aún para un sector tan maltratado e ignorado durante años por la Administración. La indignación está justificada en este punto. Pero pienso que es de recibo hacer una aclaración informativa: las nueve bandas que actuarán en el Día de la Música cobrarán todas el mismo caché: 300 euros aportados por el Consell habida cuenta de que la entrada es gratuita.

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