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Entrevista

Rafael Santandreu: "Podemos ser muy felices hasta que reviente el planeta"

El psicólogo Rafael Santandreu, ayer en Palma, donde hoy pronuncia una conferencia. b. ramon

-¿La lectura de su libro lleva a la felicidad?

-No. Pasa como con el inglés; ni yendo a clase ni leyendo un manual lo aprenderás. Solo la práctica diaria producirá un cambio en tu vivencia emocional.

-¿Qué hay que hacer para ponerse en forma mentalmente?

-El secreto está en el diálogo interno, lo que uno se dice a sí mismo. Hay que aprender a tener un diálogo interno de persona fuerte a nivel emocional, sosegada y carente de todo temor.

-Ansiedad, depresión, estrés, timidez... ¿Cómo deshacerse de todas las neuras que amargan la vida?

-Primero hay que detectar qué puntos de tu filosofía personal te hacen débil. Casi siempre son súper exigencias, de cara a ti mismo, de cara a los demás, y de cara a cómo debe funcionar el mundo. Hay que transformar estas súper exigencias en preferencias. En la renuncia está la fortaleza.

-Pero si yo no me exijo a mí mismo...

-Autoexigencia cero. La palabra exigencia siempre denota una enfermedad mental o emocional. Otra cosa es disfrutar con pasión de lo que haces.

-Muchos artistas se confiesan autoexigentes.

-Quien diga eso no está bien a nivel emocional, casi seguro. Juan Luis Guerra, por ejemplo, ha confesado que hasta que cambió el chip mental -aunque tuviera éxito o fuera millonario-, era un desgraciado, porque estaba muy ansioso. También hay quien nunca ha sido súper exigente consigo mismo y es muy feliz, como Messi. Él ama el balón y lo que hace pero no es súper exigente.

-Ya que habla de deportistas. ¿Continúa defendiendo que Rafel Nadal "es un poco autista"?

-Casi todos los grandes deportistas tienen un punto autista. Con todo el respeto, no son modelos a seguir. Ni siquiera Messi, y eso que soy del Barça. Para mí, un modelo a seguir es Joan Pipa, el último pastor trashumante del Pirineo. Con un trozo de queso y un cielo estrellado sobre su cabeza es el hombre más feliz del mundo. No se machaca con nada, disfruta con la naturaleza, de su entorno. Nuestra sociedad nos pone los modelos equivocados. Por eso cada vez estamos peor.

-Dé un consejo para iniciados, para quienes deseen empezar a buscar la felicidad.

-Que hagan la visualización del indigente. Imagínate que eres un indigente de tu ciudad pero muy feliz. ¿Qué cosas harías para hacer de tu vida algo bellísimo? Si haces una buena visualización te sacarás de encima muchas presiones. Te daré otra práctica: imagínate cada día que dentro de una semana estarás muerto. Y hazlo con detalle: cómo será el entierro, qué sucederá cinco años después de tu muerte, cómo serás recordado... Con ello te quitarás estrés y te darás cuenta de que hay que aprovechar el momento.

-¿Usted ve la muerte como algo hermoso?

-Sí. Una de las locuras de nuestra sociedad es que vivimos en la ficción de la inmortalidad. De tanto que la rechazamos hemos llegado a vivir como si fuera para siempre. Y a nivel psicológico eso es muy malo porque todo adquiere una relevancia exagerada. En cambio, saber que te vas a morir dentro de nada, te libera de responsabilidades. Por otro lado vivimos muy poco intensamente. En nuestra vida se ha impuesto el verbo despachar, siempre corriendo de un lado para otro, y el disfrute de la cotidianeidad ya llegará. Pero en realidad no llega, porque estamos tan agotados de despachar temas que tienes que descansar. Ahí nos perdemos.

-"No hay que preocuparse nunca", dice. Pero si no lo hacemos nos pueden sacudir por todos lados.

-Pues finge que te preocupas, si quieres. Es cierto que hay veces que el entorno está tan loco que no puedes mostrarte completamente sereno, pero no te preocupes.

-¿Para qué sirve un psicólogo en un mundo de locos?

-Como sociedad no nos podemos salvar pero a nivel individual sí se puede alcanzar la felicidad enmedio de ese desastre. El trabajo de los psicólogos es liberar a quien se acerca a nosotros. Como conjunto es imposible. Pero podemos ser muy felices hasta el momento en que reviente el planeta. He estudiado casos de gente que fue feliz en un campo de exterminio nazi hasta que la metieron en la cámara de gas.

-El 75 por ciento de las parejas son infelices. ¿Qué falla?

-El propio concepto de pareja, monógamo, para toda la vida, es un error. Desde el momento en que se unen, las parejas, sabiéndolo, deben esperar la separación. Así las separaciones serán mucho más amables, amistosas e incluso celebradas porque entenderán que es lo normal. La limitación monogámica, tanto sexual como emocional, no es natural. El fracaso de la pareja irá a más. Es un error de inicio. Nunca nos deberíamos emparejar. Deberíamos vivir en grupo, en tribu, sin emparejamientos sentimentales.

-¿La felicidad no se puede otorgar?

-Creer que uno puede hacer mínimamente feliz a otra persona es un error muy grande. Mucha gente hace esfuerzos por contentar y dar alegrías a los demás y eso es como tirar agua mineral por las cañerías. La persona será igual de feliz o infeliz porque están en su cabeza, en su capacidad de estar a gusto en su entorno. Lo correcto es que cada uno se ocupe de sí mismo y comparta felicidades. No hay que hacer ningún esfuerzo extra por los demás. Es estúpido. Yo solo me complazco a mí mismo.

-Habrá quien le tilde de egoísta.

-Sí pero la religión cristiana ya decía que la caridad empieza por uno mismo. En realidad el único bien que se le puede transmitir a otro es tu alegría. Eso sí que se contagia. Ese egoísmo permitirá precisamente transmitir cosas hermosas al mundo.

-¿Qué se necesita para tener una gran autoestima?

-Hay que basar la autoestima en nada, es decir, en que eres un ser humano y todos son maravillosos. No hay que demostrar nada a nadie, ni ser inteligente, ni ser guapo para ser una persona increíble. Si tienes este concepto claro se acabó la pelea.

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