Se les perdían los mirós y les robaban el mobiliario fino, menuda gestión patrimonial del equipo de gobierno de Mateo Isern en Cort. Cabe pensar que el recorte en materia cultural dejó al área comandada por el concejal Fernando Gilet tiempo libre suficiente para, cuando menos, vigilar y conservar los bienes de la ciudad, pero tampoco. Otro expolio más se suma a la larga lista de despropósitos contra lo público; una vez más los seguros que pagamos todos los ciudadanos no van a servir de nada. El Casal Balaguer se tendrá que amueblar con chollos de Deixalles, o directamente cederlo a una franquicia que lo cuide como merece. La derecha abrazada al monolito de Sa Feixina mientras los avispados nos sisan lo realmente valioso.
