El jeque Alwaleed adquirió de un plumazo el Maricel que alojó a Errol Flynn. La todavía boyante Alicia Koplowitz quiso incorporar el hotel boutique a la cadena Hospes de su hijo. El magnate árabe la citó en la gigantesca jaima en medio del desierto donde cierra sus transacciones millonarias. Allí se decidió que explotarían conjuntamente el establecimiento de Calvià, al cincuenta por ciento. Mallorca se anticipó a la inversión masiva de multimillonarios islamistas en España. Antes comprados que conquistados.
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