Sin el enorme aparato de una obra de teatro, apenas caracterizado y acompañado únicamente de una escalera de luces estilo Broadway, se arriesga y da un doble salto mortal un nuevo Carlos Latre metido a actor, bailarín, cantante, humorista y narrador. El artista prescinde de redes y asideros en su nuevo espectáculo, 15 años no es nada, que abrirá la gira española en el Auditòrium de Palma los próximos días 13 y 14 de febrero. "Ésta es mi ciudad talismán. Siempre intento empezar las tournées aquí porque el público funciona muy bien", argumenta Latre, quien se atreve con el traje de one-man show de método americano, una suerte de hombre-orquesta que durante 90 minutos sudará, cantará e imitará a 150 personajes que o bien le han acompañado durante su trayectoria o bien copan las portadas de los periódicos. La enumeración y la rapidez con que el humorista cambia de personaje y de cuerdas vocales es de aúpa: Luis del Olmo, Joaquín Luqui, Chicho Ibáñez Serrador (quien comparó a Latre con Peter Sellers y pidió que se le rotulara con su nombre en las primeras apariciones en Crónicas marcianas) o los dibujos animados que marcaron su vida pasan por el maleable cuerpo del actor para dar vida después a los protagonistas de la actualidad política: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, "Esperanza Aguirre a la fuga" o Mariano Rajoy, entre otros. El líder de Podemos es "muy difícil de imitar", confiesa el humorista. "Sé que he de vigilar las eses y cierta música a la hora de hablar, he de fruncir mucho el ceño, porque Iglesias parece que siempre está enfadado, todo lo que dice es muy serio, es muy intenso", detalla Latre, quien quiso mantener ayer en secreto y custodiar bajo llave ante la prensa su interpretación del político revelación del año.

Bregado en la inmediatez después de su paso por la radio, por Crónicas marcianas o por Crackòvia en TV3 - "los guiones a veces me llegaban a la mesa media hora antes de la grabación del programa"-, Latre es cada vez más rápido analizando y estudiando a los personajes públicos. Su análisis, comenta, no le ha obligado a generalizar que la mentira se ha instalado en los discursos políticos. "Creo que su problema no es tanto mentir como que no hablan claro, tienen demasiados tabúes y miedo a decir las cosas tal como son. Por eso, los que dicen las cosas sin tapujos van ganando la confianza de la gente. De ahí el auge de Podemos", reflexiona el artista. "Aunque no se esté de acuerdo con lo que dicen, a la gente le da confianza que digan las cosas claras", agrega. "Ahora mismo la población necesita referentes y ya no los hay en la política. Impera la sensación de que no se puede confiar en nadie. Que la sociedad no pueda confiar en sus políticos es terrible", continúa el showman.

Lejos de agobiarle, seguir la actualidad "es un punto apasionante" de su trabajo. "En el show que presentaré aquí trataré el tema de Grecia, Syriza, aparecerá Merkel dando caña, y también el fiscal Nisman de Argentina o Kirchner", señala. El montaje, puro, directo, desnudo de recursos audiovisuales y heredero directo del musical, se hilvana por bloques temáticos. "Al llegar a la política, el espectador se encontrará con un debate sobre el estado de la canción ambientado en el Congreso de los Diputados, donde Pedro Sánchez cantará Simply Irresistible de Robert Palmer o Rajoy emulará al Tony Manero de Fiebre del sábado noche", describe Latre. Además de un homenaje a Crónicas marcianas, el montaje desembocará en el futuro y en un final de sabor internacional, con Tom Jones, Los Beatles, Stevie Wonder, Sabina, Serrat, Camela, Manolo García, Shakira o un homenaje a la copla. "También habrá un pequeño homenaje in memoriam, repasando personajes que ya están en el más allá, como la duquesa de Alba, a la que le encantaban mis imitaciones, Botín o Isidoro Álvarez", enumera.

Las parodias de Latre se han ido enriqueciendo a lo largo de los años. De clavar las voces, el humorista quiso perfeccionar el alma de los personajes, por lo que se fue a Londres a interpretar un Shakespeare en inglés. "Luego quise mejorar el proceso más corporal. Ahora vengo de Nueva York, de tomar clases de baile en Broadway", apunta el artista. "Voy a seguir preparándome para progresar e incorporar elementos a mi mundo. La intención es que todo esto sirva para apuntalar un show más internacional a fin de viajar por América", desvela Latre, que reconoce disfrutar imitando al futbolista Andrés Iniesta, "es lineal, calmado, pero desprende mucha ternura", a Boris Izaguirre o a los personajes de los cuentos que le lee a su hija. "Siento mucha afinidad por todos ellos; imitándoles y estudiándoles, muchas veces descubro a la persona", refiere. Convivir todo el día con otros personajes en su interior le refuerza a Carlos Latre el conocimiento que tiene de sí mismo. "El hecho de fijarme en los demás me ha ayudado más a saber lo que yo soy", confiesa.

Mientras Latre denuncia la falta de referentes en la vida pública española, el artista se rinde a los suyos propios en las camisetas que luce. Debajo de la americana, ayer asomaba Charles Chaplin, otro hombre-orquesta pero en la época del cine mudo. "Era uno de los grandes. Es importante tener claro cuáles son tus referentes para después crear tu propio estilo", concede. Gila o la calabaza Ruperta del Un, dos, tres..., "uno de los programas más importantes de España", también cuentan con un altarcillo en la biografía del artista. Un lugar también destacado ocupa Hugh Jackman, uno de los actores "más completitos, lo que pasa es que me faltan altura y bíceps", bromeó Latre, que ayer aseguró que las supuesta disparidad de criterios que tuvo con Hacienda y que recientemente saltó a los medios "está resuelta y finiquitada". "En mi caso, no hay caso. Siempre me he llevado de maravilla con Hacienda porque es lo que toca", abundó.