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Estudio

Mallorca es punk

El historiador Tomeu Canyelles traza en un libro el mapa punk y hardcore de la isla abundando en nombres, bandas, locales y sellos discográficos

Cerebros Exprimidos. DIARIO DE MALLORCA

El punk ha cambiado -asegura Jaume Triay de Cerebros Exprimidos-, "ya no se vive tanto en la calle como se vivía en los ochenta", testifica en el libro Breu història del punk a Mallorca, editado por Lleonard Muntaner en la colección Panorama/40Putes. "Ahora el punk -continúa-, más que el tópico de una forma de vida es un lenguaje".

Sin embargo, antes de ser una forma de expresión en puridad, ¿qué significó el punk en la isla? ¿Cuándo y cómo nació? ¿Qué ha quedado de ese espíritu contestatario? Para comprender los avatares de este movimiento en Mallorca, el historiador y también músico Tomeu Canyelles hilvana una crónica -bajo el título anteriormente citado y en la tradición iniciada por conocidos cronistas anglosajones (Jon Savage o Greil Marcus, por ejemplo)- que abarca tres décadas y media; a saber, desde la articulación de la primera escena hasta el estado actual de la cuestión. Asimismo, la publicación, que será presentada el día 9 en el Ateneu Llibertari Estel Negre, coincide con el 30 aniversario de la formación de los tres primeros grupos de punk del archipiélago: Cerebros Exprimidos, Ruina Social y Eskoria.

La banda Net Weight. XISCO VARGAS

Explosión tardía

Comenta Canyelles que el movimiento tardó en explotar en la isla en comparación con otros lugares más conflictivos como Madrid, Barcelona o País Vasco. "Nosotros veníamos de una sociedad turística explotada en los 60-70. Y la gente estaba acostumbrada a otros formatos", argumenta el historiador. Asimismo, las infraestructuras locales eran mínimas y se improvisaron espacios como la Sala Montebello Rock, en Las Palmeras (Llucmajor), o el Teatro del Patronat Obrer. "También se celebraron algunos conciertos en los institutos, por ejemplo, en Son Malferit", detalla. En toda la crónica, hay una fecha a retener: 1984. La expulsión de Jaume Triay de Virus marcó el nacimiento de Cerebros Exprimidos, "una formación que tiene el honor de ser el primer grupo de punk surgido en Mallorca", escribe Canyelles, quien también incide en el papel de pioneros de Eskoria. "Rafa Aguilar fue uno de los primeros punks de la isla y de los primeros en reivindicar el anarquismo como forma de vida y de hacer arte", agrega. El 84 alumbró también Ràdio Activitat. Por entonces, el auténtico centro neurálgico de la actividad se concentró en los locales de ensayo de La Femu, una antigua fábrica en el barrio del Amanecer. "En los ochenta, la actitud de los punks era más destructiva", apunta Canyelles. Juanmi Bosch (Cerebros) testifica en el libro que a los conciertos "se iba a dar la nota. Gente joven y desfasada que entendía el punk como un estandarte de destrucción, tanto de uno mismo como de todo aquello que hubiera delante. Había una actitud destructiva y nihilista que se encargaba de desbaratar todos los conciertos que se organizaban". A la sazón, las intervenciones policiales fueron habituales.

Los años 90

El relevo generacional de los 90 contribuyó a la normalización del movimiento y al fin del descontrol. "Es más, desde mediados de esa década hasta la actualidad, el mainstream ha llegado a absorber una parte del punk", observa Canyelles. Es en esta época, con los locales de ensayo de Son Pardo como hervidero cultural, cuando empezó a influenciar de manera directa el hardcore americano de bandas como Black Flag, "una relectura del punk que prescinde del componente de destrucción y anarquía, aunque sí mantiene una carga de crítica social muy importante e incluso más elaborada", detalla. Es en este extremo cuando Canyelles señala directamente a la banda mallorquina Net Weight, un grupo con muchos seguidores en la península que mantiene el estatus de culto y de leyenda. Otros epicentros punk de la época fueron el Casal Llibertari de Palma (el Kasal) o s'Eskola. Ya en el siglo XXI, la escena se fracturó con el boom del hardcore melódico -desprovisto de crítica social-, defendido por bandas como No Children.

Mostros, en un momento de una actuación. AINA CLIMENT

La profusión de nombres (Mostros, Doctor Martín Clavo, Phogo, Cop de Fona, Orden Mundial, etc...), los testimonios y la documentación sobre espacios y conciertos importantes son los puntos fuertes de un volumen ameno y riguroso.

En cuanto a la actualidad, Canyelles considera que la escena punk mallorquina se enfrenta a un reto: el relevo generacional. "Ahora mismo, de los únicos que son muy jóvenes se me ocurren Desenterradas". Pese a ello, "el estado del movimiento es muy bueno: hay cuatro o cinco sellos que publican punk, está el TNT como punto de encuentro, muchísimas bandas, pero faltan locales para celebrar conciertos. También hay un revival de los grupos pioneros. Y es un momento en que las diferentes generaciones punk interactúan en distintos proyectos", sostiene.

El punk tiene tanto futuro como los problemas sociales, que parecen interminables.

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