-¿Qué puede adelantar de su espectáculo en el Trui Teatre?

-No puedo adelantar mucho. Son reflexiones basadas en la realidad y que pretenden ayudar a los demás.

-¿De qué nos vamos a reír en sus monólogos?

-De nosotros mismos, de las tonterías que hacemos porque el mundo está perdiendo el norte.

-¿Es un lujo compartir escenario con Miki Nadal?

-Es un privilegio. De cada día, le quiero más. Es un lujo. Hacemos dos espectáculos muy diferentes. Habrá para todos los gustos.

-¿Estaréis los dos en el escenario o será uno después de otro?

-No te lo puedo decir. Todavía no lo tenemos muy claro. Hay que improvisarlo un poquito.

-¿En qué se parecen Miki y Sara?

-Hacemos un tipo de humor que desde el punto de vista de la energía es muy parecido. Mi punto de crítica inocente se complementa con la que hace Miki.

-Vienen directos del programa Zapeando, que ha cumplido un año. Estuvo a falta de un sí para ser cancelado pero el voto de confianza de la cadena ha valido la pena.

-¡Claro! Me incorporé en el programa 44 y vamos por el 253. Llegué al mes y medio del programa, en mi primer día alcanzamos un 5% de share y ahora la media es de 7,4. Es una pasada.

-¿El humor ha sido un ingrediente clave en la receta del éxito de Zapeando?

-¡Sí! Cuando entré, el formato estaba encarrilado pero la dirección del programa me comentaba que en un principio el objetivo no era divertir sino hacer una tertulia sobre la televisión pero poco a poco se fue derivando al humor . Se dio cuenta de que lo que hacía falta en esta franja era un contenido divertido y relajado. La clave ha sido el humor y el trabajo en grupo.

-¿Con tantos casos de corrupción, se agradece el humor?

-El humor nos hace falta siempre, pero sobre todo ahora que todas las noticias tienen un tinte corrupto, un tinte negro o un tinte violento. Las noticias son reales pero planteamos el asunto desde la ironía, el humor y sacamos los detalles paralelos que le quitan el hierro para que cada uno procese lo que tiene que procesar.

-¿El club de los poetas muertos le hizo cambiar la medicina por el humor?

-Me hizo dar el empujón final. Estaba decidida porque siempre he sido una payasa pero era una cobarde porque me daba miedo irme a Madrid. No tengo ningún vínculo familiar con el mundo del teatro y cuando ya estaba muy, muy decidida, me leí El club de los poetas muertos y me convencí.

-Fue todo un acierto porque se ha convertido en una de las mejores cómicas del país.

-Ha sido un acierto porque es un privilegio vivir de lo que me hace feliz. Hacer lo que te gusta es el éxito de cualquier persona.

-Con tres años de Medicina cursados, ¿qué diagnóstico hace del humor en España?

-Hace bastantes años, cuando era pequeña, estuvo en la UVI porque había un resfriado general pero poco a poco nos hemos inmunizado hasta alcanzar un buen nivel de humor negro que yo no practico pero que es necesario para aprender a quitar hierro a los asuntos. Creo que tenemos un cerebro que está inmune a cualquier cosa por la vía del humor. Es estupendo.

-¿Qué tratamiento prescribiría a la política española?

-Le metería orfidal en vena con una buena inyección de sentido común y vergüenza. Y en función de cómo respondiera, camisa de fuerza o manicomio.

-¿Siempre analiza la actualidad en tono cómico?

-Sí, hasta la mía propia. Es una respuesta innata, ante prácticamente todo reacciono con humor. Evidentemente si ocurre algo terrible, hay luto.

-¿Qué hace cuando está triste?

-Primero lloro, luego grito que el mundo va contra mí y me cojo a mi perra y me pongo a jugar con ella. Es una terapia maravillosa. Luego visualizo todo lo bueno que tengo. Siempre hay que mirar el vaso por el lado lleno.