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Shin-Young Lee y Olivier Latry, órgano
Obras de Florentz y Stravinsky
Fecha: 05-05-14
Sigue la VII Setmana Internacional d´Orque Antoni Martorell en la Basílica de Sant Francesc de Palma. Y sigue cosechando éxitos. El segundo, después de la enorme propuesta que abrió el ciclo con un Olivier Latry perfecto.
Pues el martes, también Latry, el organista francés, compartió "cadireta" y teclados con su esposa, la coreana Shin-Young Lee, para presentar un programa mitad monográfico, mitad curioso.
En una primera parte y a modo de homenaje al compositor Jean-Louis Florentz (a los diez años de su fallecimiento), alumno que fue de Messiaen y amigo del propio Olivier Latry, primero él y luego ella, por separado (aunque en la segunda obra hubo algunas aportaciones al teclado del marido) ofrecieron el Preludio L´enfant noir y La Croix du Sud, dos obras totalmente diferentes entre sí, la primera pensada más para una exposición tranquila de algunos efectos sonoros y la segunda ya más enérgica y con aires un tanto stravinskianos. Quizás para preparar al oyente, para ponerlo en disposición de escuchar La Consagración de la Primavera del compositor ruso, adaptada a cuatro manos (y cuatro pies, naturalmente) a partir de la partitura para dos teclados que hizo el propio compositor.
Si en las dos primeras piezas los intérpretes estuvieron muy bien, fue en esa segunda parte cuando el sonido ancestral, ritual, mágico se apoderó de Sant Francesc como tiempo atrás se había apoderado de Alejo Carpentier de tal manera que llegó a formar parte de su obra escrita.
Esa adaptación primaveral sonó a nueva, a atrevida. Al revés de lo que se hace en muchas ocasiones en las que se reescribe para orquesta una obra inicialmente pensada para el órgano con resultados excelentes (pensemos en Leopold Stokovsky) aquí fue todo lo contrario: La partitura orquestal se interpretó con tres teclados (los de las manos y el pedal) dándole un sonido nuevo, con matices sonoros diferentes. Fue una espléndida propuesta que, seguro, no dejó a nadie indiferente.
