Alberto Polo

Creus en mi

Centre d´Art La Real - Camí de la Real, 5. Palma - Hasta el 30 de noviembre

La cruz es un símbolo universal que forma parte de los cuatro signos fundamentales junto con el círculo; es un signo rígido, fijo, resultado de una lucha de opuestos que se encuentran en un punto donde todo converge. La cruz provoca una anulación de contrarios, crea una unidad y expresa la vida y la muerte, también lo masculino frente a lo femenino, lo positivo y lo negativo, lo espiritual y lo terrenal. Heráclito decía que de los antagonismos nacían la Verdad o la Justicia, en realidad de estos surge la esperanza de creer en algo más.

A partir de un juego de palabras, Alberto Polo (Palma, 1980) presenta un total de veinte fotografías en formato analógico y polaroid, que le proporcionan la textura y los colores que desea, según cuenta, parecidas a las películas de terror norteamericanas de los años 80. Referencias que provienen de otras áreas de conocimiento, sacadas de contexto (cine, literatura, psicoanálisis, etc.), que combinadas con distintas realidades, se crea una de nueva, con nuevo sentido que siguen paralelas a la cultura más actual. Alberto Polo, católico sin elegirlo como muchos de nosotros, desata su imaginario particular y en su fotografía aparecen las relaciones interpersonales, la sensualidad, las creencias, la vida, la muerte o el vouyerismo, que se cruza con el hilo conductor marcado por la presencia femenina. Una mujer sin identidad, siempre la misma, que se presenta esquemática, casi fragmentada. A través de ella afloran nuestros temores, deseos, necesidades o placeres, en un desencadenante de sensaciones. Los objetos cotidianos, fragmentos sin orden, imágenes extraídas de una acción en proceso, que crean incertidumbre y una cierta incomodidad.

Dejando a un lado ciertos juicios reduccionistas, donde sólo ven la cruz como símbolo de provocación, sin tener en cuenta la libertad de creencias, y al intercambio bien intencionado, centrémonos en la estética que el artista maneja eficazmente. ¿Que opinarían hoy de estas reacciones ciertos artistas del Surrealismo, Terence Koh o el mismísimo Jeff Koons? La religiosidad de hoy necesita discursos artísticos y espiritualidades que hablen de una nueva época, de eso no hay duda.