Picasso Grabados

La Suite Vollard: A la manera de Rembrandt

Museu Fundació Juan March

Carrer Sant Miquel, 11. Palma.

Hasta el 26 de octubre.

El interés de Pablo Picasso por el cuerpo humano se hace evidente desde sus inicios académicos, esos dibujos le permitían romper normas gracias a deformaciones o metamorfosis, que después marcaron su estilo. Se calcula que Picasso es autor de más de 20.000 dibujos donde pudo imprimir muchas técnicas, y todas con una perfección sublime. En ellos, Picasso imprimía sus turbulentas relaciones amorosas y el erotismo con el que elevaba las pasiones reales a la categoría de mito. Si Albrecht Dürer contribuyó en los siglos XVI y XVII a convertir el grabado en una herramienta de transmisión cultural de Occidente, estos de Picasso, son considerados la obra más importante del grabado contemporáneo, realizados entre 1930-37, con las técnicas del aguafuerte, el buril y la punta seca.

Dibujos de estilo clásico, con cuerpos de volumen contundente, donde destaca la figura del Minotauro con la que Picasso se siente completamente identificado. Al principio, aparece muy vigoroso y sexualmente potente, pero como ocurriría en su relación real con su amante, cada vez se muestra más abatido, finalmente ciego.

La figura de Rembrandt se erige como contrapunto formal, aunque su admiración por el maestro lo lleva a reinterpretar su estilo y a sentirse identificado con ciertos episodios de su vida.

Picasso mostraba la pasión que sentía por el dibujo, y su temperamento espontáneo guiado por la emoción y la técnica, le ofrecía grandes posibilidades de mostrar su fuerza, intensidad plástica y poder expresivo.

Su interés por la literatura hizo que tuviera intensas relaciones y complicidades con poetas como Tristan Tzara, Paul Éluard, Jean Cocteau o Rafael Alberti entre muchos otros, y que esto lo llevara a fusionar la escritura y la plástica con la ilustración de muchos de sus libros, una simbiosis absoluta. En este caso fue la relación con el marchand francés Ambroise Vollard otra de las claves para la realización de esta serie. Vollard encargaba litografías y grabados a pintores, algunos consagrados, y otros jóvenes establecidos en el barrio parisino de Montmartre. La visón de Vollard, y el talento y la lógica interna de la creación artística de Picasso, son el tándem perfecto y obedecen a las pulsiones más humanas que podamos imaginar.