­El compositor, director de orquesta, productor y antiguo empresario musical Miguel Aller (León, 1926) publica sus memorias, un arduo aunque "agradecido" trabajo alrededor de los múltiples archivos sonoros, recuerdos personales y anécdotas que el fundador de los sellos Fonal y Maller, responsable de las primeras grabaciones de la Pantoja, Maria del Mar Bonet o Tomeu Penya, guarda en su "corazón".

"Estoy muy agradecido a todo lo que me ha dado la música y también asombrado por todas las vivencias de aquellos irrepetibles años", se sincera este músico afincado desde 1955 en Mallorca, donde no lo tuvo fácil en sus inicios como empresario: "No había ninguna clase de infraestructura y tuve que empezar desde cero". Eran unos tiempos en que la isla "dependía totalmente" de la península y Aller tuvo que traerse de Madrid una mesa de mezclas y unas grabadoras de una "importante casa discográfica que eran de segunda mano, porque todo se importaba de países como Alemania o Inglaterra".

La carencia de material era suplida por la "ilusión" de los grupos de entonces, aunque éstos tenían que aprender mucho todavía: "Repetían las grabaciones de las canciones muchas veces hasta que sonaban como debían".

Por sus estudios desfilaron cientos de grupos y solistas de todos los estilos, desde Lina de Levante, Gabriel Estarellas, El Chiquetete o Los Massot, a Los Sayonara, Los Juncales, Los Brujos o Los Vagabundos. Miguel Aller no solo registraba y producía los trabajos de estos y otros muchos conjuntos, también incluía en sus discos algunas de sus canciones, como Qué bonito es el amor, el tema que escribió para la Pantoja: "Yo la descubrí, ella me engañó", espeta refiriéndose a una relación que no acabó bien: "Cobraron el dinero del contrato y desaparecieron. Me dejaron con el disco entre las manos, sin hacerle promoción y sin las 100.000 pesetas de la época que me debían".

A sus 87 años, Aller sigue enganchado a la música. "Eso se lleva en la sangre y uno es músico y compositor para siempre. Cuando escuchas una canción, además de disfrutarla, la analizas musicalmente y te da nuevas ideas para otras". Y en eso él es un maestro, todavía en forma. "Las canciones me tienen que decir algo desde la primera nota, desde la primera palabra, me tienen que hacer sentir, ya sea una emoción o una alegría".

Alegrías le dio muchas el Real Mallorca, a quien hace ya unas décadas Aller le obsequió con el himno oficial Ala Mallorca. "Toda la vida seré seguidor del Mallorca,ya viví sus años de permanencia en Segunda e incluso en Tercera división,que es cuando yo acababa de recalar en la isla y se me ocurrió componerle un himno para animar a todos sus aficionados".

Más que ánimo necesitan los empresarios del sector del disco del siglo XXI. "El sector de la música se hunde irremediablemente y todos hemos contribuido a ello, poniendo nuestro granito de arena. Las casas discográficas, se han dormido en los laureles y solo han atendido a sus beneficios económicos. Cuando han querido reaccionar, ha sido demasiado tarde y de nada ha servido sus esfuerzos en frenar la caída de ventas, abaratando los precios de los cds", lamenta.