Un álbum de paisajes urbanos y objetos imposibles

El recorrido oficial arrancará a las 20 horas. En el Centre Pelaires, el espectador contemplará el drama (y también el bienestar) social camuflados en toda su plenitud en los paisajes urbanos de José Manuel Ballester. Una selección de obras que inmortalizan construcciones chinas, brasileñas o incluso holandesas. Enormes edificios y rascacielos que conviven con el Rijksmuseum de Ámsterdam. O un gran formato de un paraje natural que mira de frente a un templo tradicional de Sichuan. El Premio Nacional vierte en sus instantáneas una reflexión sobre las mutaciones de las urbes, la modernidad, el progreso y su velocidad, y cómo todos estos factores inciden directamente en el individuo, en su bienestar, en su felicidad. Parte de los trabajos que exhibe están realizados con cámara analógica; sin embargo, el fotógrafo reconoce que se ha instalado definitivamente en el mundo digital, "que me permite pintar las imágenes con el ordenador, manipularlas", indica.

La obra de Ballester contrasta con la otra exposición propuesta por Pelaires, la de la sala, de cariz intimista. En ella, la pujante fotógrafa Veru Iché teje una ficción personal a partir de la propia memoria. "Hube de reconstruir mis recuerdos porque cuando llegué a Palma no me podía reconocer en nada", confiesa. Con ella, viajó una gran maleta repleta de recuerdos: zapatos de su madre, sábanas, vestidos. Elementos que aparecen en sus fotografías, protagonizadas por personajes bautizados con los nombres de los miembros de su familia. "Pero son de ficción", asegura. Los modelos de sus imágenes tienen, en muchas ocasiones, las caras difuminadas, cuales fantasmas: "Es como cuando intentas acordarte de alguien, pero su rostro se te ha ido borrando de la mente", asegura. La muestra, toda en blanco y negro, cuenta con una instalación formada por dos máscaras que también ha sido realizada por la diseñadora Marta Morey. Dos piezas realizadas con mantelería mallorquina, pero también con sábanas de la propia Iché, y con rellenos de piel de cordero y con pelos de perro. Un juego de memoria en el que la artista comienza a mezclar elementos de su propia memoria familiar en Argentina con otros de Mallorca, donde lleva diez años residiendo. Un juego entre realidad y ficción que contará con la pieza sonora de Daniel Solatie.

De parada obligatoria es también la gran muestra de Chema Madoz, en el Casal Solleric y organizada asimismo por la Fundació Pilar i Joan Miró. La obra del Premio Nacional de Fotografía conecta con la corriente de artistas que siempre han jugado irónicamente con los objeto, como Marcel Broothaers. Madoz desordena la lógica de los elementos, otorgándoles un nuevo sentido. Así, el fotógrafo trabaja la delicada frontera que existe entre lo real y lo imaginario, proponiéndole al espectador un juego de percepciones.

Por último, serán imprescindibles la exposición de Kounellis en la Kewenig, la de Pep Bonet en CaixaFòrum y Es Baluard, así como la serie Exceso de Julio Galeote en SKL, donde reflexiona sobre los procesos de construcción de la memoria de los objetos. Como apuesta del festival, los nuevos nombres de la fotografía mallorquina también se han hecho hueco en el programa. Entre ellos, el fotógrafo de DIARIO de MALLORCA Manu Mielniezuk (en la Maior); Ana Darder, Natxa Pomar, Marta Pujades, Laura Torres y Sara Tur en Aba Art o Adriana Petit junto a Marcelo Viquez en Convent de la Missió. No hay que perderse tampoco a Miquel Julià (junto a Andoni Sarriegi) en la Fran Reus o la unión de Silvia Prió (Intersecció), Alberto Polo (La Real) y Jorge Fuembuena (Addaya).

Otros espacios participantes:

1. Aba Art contemporani y Aba Art.

2. La Caja Blanca.

3. Galería Kewenig.

4. Galería Maior Palma.

5. SKL Gallery.

6. Galería Xavier Fiol.

7. Intersecció, La Real y Addaya.

8. Galería Fran Reus.

9. Louis 21.

10. CaixaFòrum Palma.

11. Centre Cultural La Misericòrdia.

12. Es Baluard.