Ahora resulta que el juez Castro es un monstruo de las galletas insaciable. De popularidad. Como si no tuviera bastante con la que le ha caído. Comprenderán que la imputación, esperada por todos, de la infanta Cristina es tema de encendido debate, muchos creen que la hija ha traicionado al padre, otros que estaban compinchados y algunos, pocos, que pobres todos, a pesar de la unanimidad que existe en la mejor sociedad mallorquina en su apoyo al juez. La pregunta es por qué no lo hizo antes y también por qué tanta sorpresa en Casa Real si lo que debería de haberles causado estupor es el mal gusto de una infanta de España que va y se compra una casona horrenda en Pedralbes, la transforma en más fea todavía gastándose una millonada en tiempo récord y sin que nadie abriera el pico. Sorprende también que el mismísimo rey de España permita que sepamos que en persona llamó a uno de los padres de la Constitución, Miquel Roca, para que defienda a su hija. En otras monarquías sería impensable una implicación del monarca tan directa, por antiestética, y por muy padre que sea, pero sorprende más todavía que haya distinta vara de medir respecto de un matrimonio aparentemente tan unido. A mi hija la apoyo, a mi yerno le descalifico. En las reuniones de sociedad hay quien cree que la infanta es un poco tontorrona y que no se daba cuenta de nada. Otros, malvados que son, recuerdan que es licenciada en Ciencias Políticas.

A todas estas Palma y su misa de Pascua en la Seu han vuelto a marcar el punto de inflexión, foto incluida, hacia un nuevo desastre. Hace un año, tras la misa, el rey cogió el avión a Botsuana con Corinna Sayn Wittgenstein. Este año, piensen ahora en todo lo que ha pasado en solo un año, hemos visto a una reina Sofía entera y tan delgada como siempre, con la mirada limpia y el gesto cariñoso, a Letizia Ortiz ausente pero pendiente de sus hijas, Leonor y Sofía, son monísimas menos mal, al príncipe Felipe poco comunicativo y con ganas de salir pitando hacia no se sabe dónde y sólo la infanta Elena saboreando el cariño de la gente que la vitoreaba con auténtica devoción. Lo pude comprobar desde muy cerca, desde una posición privilegiada y les aseguro que la auténtica ganadora de esta batalla de desaguisados es Elena de Borbón. El pueblo que quiere a los reyes, a ella la adora. A Letizia, también lo vi, ni un gesto de cariño y sí mucha crítica a un estilismo barato, se notaba, y lo que es peor, rancio, rancio, rancio. Qué pereza. La princesa no se esforzó en gustar, nunca lo hace. Quizás sea bueno.

En fin, la semana dio para mucho y voy a contarlo pero antes déjenme que rinda homenaje a una persona muy querida: Jaime Puig de la Bellacasa, que se nos ha ido, el miércoles santo, en plena juventud. Jaime y su esposa, hoy su viuda, Sofía Vallejo, dejaron en Palma un recuerdo imborrable y un montón de amigos sobrecogidos pero agradecidos por haber podido disfrutar de una pareja que irradiaba felicidad, buenísima educación y, lo que es más importante, humanidad y estética. En Mallorca tuvieron a sus hijos, Jaime, Sofía y Luís Puig de la Bellacasa Vallejo, y aquí desarrollaron sus carreras profesionales, apoyaron estas Natas abriendo el encanto de sus vidas desde que aparecimos hace cuatro años. Como lo hacen los grandes de este mundo, con gran generosidad y una mundología que nos ha engrandecido a todos. Jaime es hijo del diplomático Don José Joaquín Puig de la Bellacasa, que fue secretario de la Casa de SM el Rey y de Doña Paz Aznar Ybarra, dos personalidades que han dedicado sus vidas a España desde posiciones de gran responsabilidad histórica ocupando embajadas de gran prestigio a cambio de muy poco o nada. Han tenido el consuelo de los Reyes en estos días tristísimos en los que su llamada y la de la infanta Elena, cariñosísimos, les ha reconfortado. El funeral por Jaime, repito, muy querido en Palma donde vivió 16 años, se celebrará en la iglesia de Los Jerónimos de Madrid, el próximo día 9. Seguramente serán muchos los mallorquines que deseen estar con la familia para acompañarles en la despedida. Sirvan estas Natas, con las que fueron tan generosos, para animarles y recordarnos que la vida debe ser vivida con alegría y dignidad. Y buen gusto. Jaime y Sofía son un magnífico ejemplo. Nuestros lectores recordarán también sus casas, publicadas en la sección de arquitectura de este dominical que dieron a conocer el trabajo también magnífico de otro grande, Luis Laplace, el arquitecto e interiorista argentino que triunfa en el mundo entero. No habría consentido nunca el horror de Pedralbes, como no se consintieron otros.

El buen gusto reconforta. Por ejemplo, estos días de procesiones, recibir invitaciones a algunas casas mallorquinas privilegiadas por su posición para disfrutarlas es un regalo difícil de agradecer en tiempos de tribulaciones vulgares. Son un bálsamo. Se recibe con austeridad que hoy es sinónimo de elegancia. Juan Buades y Teresa Castellà abren las puertas de su casa de San Felio cada Miércoles Santo para que sus vecinos y amigos más íntimos vivan la belleza de la procesión con un recogimiento hermosísimo. También lo hacen Guillermo Llompart y Bola Puigserver, el mismo día, desde su terraza magnífica de la Calle Montenegro en la que se juntan distintas generaciones enlazadas una tras otra sin interrupción desde hace muchísimos años para continuar con una tradición de clase a la que se van sumando los más jóvenes, con los genes cada vez mejor aleccionados. Siempre es un placer ver, elegantísima, y conversar, con la señora de Salleras, que como su hija Angels Salleras Coll, regala serenidad. Y eso hoy es un lujo. El jueves el espectáculo y la devoción se trasladan a la Costa de la Sang donde recibe, en y para familia, Mercedes Truyols Zaforteza con la elegancia de los que saben cómo hacerlo de toda la vida. Mercedes siempre sirve lo mejor con una naturalidad que desarma.

Después lo ideal es trasladarse a casa de otra grande de nuestra sociedad, Nieves Barber, con balcón a la calle San Miguel, donde recibe rodeada de arte y una colección de muebles y objetos eclécticos que sólo ella es capaz de hacer funcionar de la misma manera que deleita su sopa de calabaza calentita y una convocatoria admirada y variopinta que este año se entusiasmó con el pastel dulcísimo que aportó Pedro Vidal, creado para la ocasión en sus cocinas. Blanca Barceló Barber, hija de la anfitriona, es divina. Como la madre. Una de las habitaciones de la casa prácticamente está dedicada en exclusiva a un gran amigo de la familia, el artista y mejor persona Pep Guerrero, al que hoy ven fotografiado junto a Regina Knap, un catalizador para amantes del arte que quiso organizarle en el St. Regis Mardavall una muestra de su obra. Una selección de cuadros, objetos y piezas de joyería. Daban la bienvenida un juego de maletas, maletines, beauty cases y bolsos, como si pertenecieran a un cliente del hotel que llegaba o partía. Escaleras abajo la "zona de ocio" con un billar y un futbolín. Siguiendo hacia la zona del comedor, presidido por un gran cuadro de 2 x 3,5 metros, encontramos en su vestíbulo una especie de salón con su mueble aparador, sillas, mesitas auxiliares, coches de pedales... En las vitrinas, las últimas piezas de joyería, zapatos y bolsos que acapararon las miradas de cuantas señoras acudieron al evento. Entre ellas Nieves Barber, Gala Raux, periodista parisina, acompañada de su hermano Guillaume Raux, campeón de doma clásica, y su novia, la artista Eleonor de Wailly. También quisieron estar la mecenas Teresa Juan, Xima Fructuoso, Catalina Capó, la prestigiosa logopeda Eulalia Juan, Belén Ferrer, Conchita Alomar, condesa Dupeuty, Maribel y Olga Guerrero, Luisa Ripoll e Isabel Mayol, familiares del artista más colorido que prepara proyecto en Moscú con Rafa Forteza, Mónica Fuster y Ricard Xiang y exposición para finales de año en 6 a de Palma. Hubo discurso de Mike Fuchs y del artista mientras Konstantin Jakobi, Hanna Christensen y Lilian y Helmut Hagen disfrutaban de la exposición y del cóctel que ofreció el hotel. Todo estupendo.

El Viernes Santo hay que estar en Pollença en el Davallament, la cita si uno es de allí es casi obligada. Sobrecoge el espectáculo y la devoción que año tras año, generación tras generación, contagia a familias como la de Ca´n Pontico, almas de este acto indispensable e impensable sin su entrega. Bernat Cifre, poeta, inundó la noche con su voz profunda y rota recitando a Miquel Costa i Llobera mientras comenzaba La Processó. El alcalde, Tomeu Cifre, quiso fotografiarse con su madre Joana Ochogavía Cerdà, mientras sus primos, hijos del desparecido odontólogo Guillem Ochogavía lo hacían con sus tías con la capa del padre sobre los hombres. El mayor Joan Ochogavía ha tomado el testigo. Hoy hablamos de tradición y esta lo es, tan real como familiar.

No todo han sido procesiones, en el restaurante los Patos de Gabriel Font, que no para, hubo concierto de Victoria Maldi, acompañada por Jordi y Juanan. En el ecuador del concierto invitó a cantar a Jaume Anglada, que se encontraba cenando entre el público y la noche se hizo grande. Font prepara para el 19 de agosto conciertazo de Los Secretos. Imprescindible anotarlo como una de las citas ineludibles del verano norteño.

Y más, porque en el sur, en Port Adriano también se preparan para un calendario que ofrecerá novedades súper apetecibles que ya les contaremos. Paloma Lem tiene las claves, mientras Berith Khölled, de Rosemarine, prepara inauguración de una nueva tienda de zapatos de mega lujo que enloquecerá a las adictas a la moda de verdad como enloquecen a las elegantes los modelos que cada verano visten las vips más distinguidas de Piluca Osaba, ya atareadísima.

Y acabo con la belleza que siempre regalan las imágenes de fiesta organizada por Gaby Bianco para recordar las fiestas del invierno pasado y celebrar la reapertura de temporada del hotel Zhero de Cala Millor. Por eso utilizó el mismo nombre de sus fiestas Sexy Meets. Lo son. Y a dos bailarinas con guantes de boxeo para hacerlo un poco más divertido. No faltaron taconazos de infarto deleitando a Alex Turzi, Marcel Remus, Christian Deerberg, y bellezas como Lena Dobschall, Jens Liebhauser y Scarlett Stilling. Es tradición de estas Natas regalar belleza cada domingo, no íbamos a traicionarles.