Blancanieves

España, 104 minutos

Director: Pablo Berger

Actores: Maribel Verdú, Ángela Molina, Daniel Gimenez Cacho, Macarena García

Cines: Augusta, CineCiutat

En un loable ejercicio de Y si..., Pablo Berger (Torremolinos 73) se planteó cómo viviría Blancanieves en España. Y en qué España. Se agradece que haya evitado bosques brumosos de la época medieval (como la muy reciente adaptación de Cris Sanders) o futurismos igual de maleables. Berger planta el dedo en la Andalucía de 1929 y rebusca en la infancia de la protagonista: Hija de un malogrado torero, en su huida de su nueva madrastra acaba adoptada por unos toreritos de feria.

En coincidencia casual con The artist, Berger recrea de nuevo el cine mudo más clásico. El planteamiento seduce sobre el papel, el palacio se sustituye por un cortijo, el bosque por la polvorienta estepa, el rey por un triunfador equivalente en popularidad. En la fotografía, sobre todo en la primera parte, Berger homenajea sin pudor a clásicos como Murnau; la recreación de la España profunda remite a las fotografías de Cristina García Rodero. Como en el filme de Hazanavicius, la música mantiene el tono y el ritmo. Hasta ahí bien. Sin embargo Berger orilla, quiero creer que por descuido, el alma del cuento original. Éste plantea un tema universal y perenne, el miedo a envejecer, a que la siguiente generación nos arrincone y tumbe. La crueldad de la madrastra de los hermanos Grimm es comprensible (aunque no compartible); la interpretada por Maribel Verdú es hueca. El personaje del torero se agradece al principio, pero al mantenerlo se pierde el citado tema original y no se ofrece uno alternativo. Película original, entretenida, bien interpretada, malograda solo en la indeficinción del tema.