Después de tres días de crónicas y entrevistas sobre la Nit de l´Art, me pregunto qué más podría decirse que no se haya dicho ya. Me ha costado dar con ello, pero creo que es sobre todo una cosa: las noticias culturales paralelas que ha generado un acto de copetín como éste. Algunas marcarán las líneas de gestión artística en los próximos meses y otras denuncian torpezas imperdonables:

Se confirma la continuación del proyecto de intercambio y residencia artística CRIdA, auspiciado por el Ayuntamiento de Palma, que concluyó el pasado mes de abril. Cort estaba renegociando a la baja el alquiler de los estudios de Sant Jeroni, sede de la residencia, un espacio últimamente colonizado por las exposiciones del Institut d´Estudis Baleàrics (ente fantasmagórico, ectoplasma del que hablaremos otro día). Pues bien, finalmente CRIdA se mudará a Ses Voltes, una zona a la que se quiere cambiar la cara. Una objeción: más que la fisonomía de la zona (por favor, no nos encasqueten ahí un beach club más feo que Picio y del gusto de Mateo Isern), lo que sí hace falta para despertarla por el día son buenas ideas que generen interés, actividad, vida. Y CRIdA no me parece una mala opción. En breve se publicarán las bases para adjudicar la gestión del proyecto.

Una de muy denunciable. El Museu de Mallorca (provisionalmente en el Centre de Cultura Sa Nostra) estuvo cerrado a cal y canto durante la Nit de l´Art. El hecho de que el espacio de la calle Concepció sólo ofreciera servicio de restaurante (uno de los portalones estaba de par en par), provocó que mucha gente no reparara en el cierre. Pero otros sí (y no fueron pocos) nos dimos cuenta. ¿Qué sucedió? ¿Cómo es posible que la conselleria de Cultura haya cometido la torpeza de no abrir el centro -que no debe andar sobrado de visitantes- un día que pasaron miles de personas por delante? ¿De verdad nos tenemos que tragar la pantomima de que a los gestores políticos les interesa que se conozca nuestro patrimonio? Ja. Es como si el día que se prevé la mayor afluencia de turistas en Mallorca, las tiendas y los establecimientos del aeropuerto estuvieran cerrados. O como si clausuraran las urgencias de un hospital público -siempre gravísimo- en la semana que repunta la gripe a causa del frío. ¿No creen que, como mínimo, se pediría el cese inmediato del conseller del ramo? En fin, no sé si la cuestión fue el pago de horas extra a los funcionarios o qué, el caso es que, si hubiera habido el interés debido por parte del Govern, alguna solución se habría encontrado. Pero Rafel Bosch está enfrascado en otras historias, y los periodistas de cultura igual somos demasiado benévolos con él.

Quedan pocas semanas para que se conozca el nombre del nuevo director de Es Baluard, que lleva más de 200 días descabezado. La Nit hizo de caja de resonancia de los nombres de varios candidatos que suenan para el puesto. Ahora mismo muchos de ellos están ultimando el proyecto artístico que deberán defender en breve. De momento, me referiré únicamente a uno de los aspirantes a dirigir el centro porque proviene directamente de la política, es político profesional, en concreto del PP, partido que monopoliza los órganos de gobierno del museo. Ante este último hecho, ¿no consideran indecoroso que el susodicho -para más señas, exdiputada en la pasada legislatura- se haya presentado tan alegremente a un concurso público convocado por los suyos? ¿O alguien le ha recomendado que lo haga? Está claro que los que se quedaron fuera del tablero de juego dispuesto por el president Bauzá, esperan que les caiga alguna cosilla, aunque el apaño sea así de descarado. ¡Ahí queda eso!