­Lo intentaron, pero no tuvieron nada que hacer. Las estrellas que el sábado asomaban curiosas su luz al claustro de Santo Domingo de Pollença quedaron eclipsadas por la majestuosidad de las notas del compositor Michael Nyman, junto a la capacidad interpretativa de la soprano Marie Angel. Cerca de 600 personas ocuparon al completo los asientos de la galería del citado convento, deseosos de recrear en su cabeza las memorables imágenes de películas como El piano, El contrato del dibujante, Gattaca o El diario de Anna Frank. Además de eso, y en primicia mundial, el músico, fotógrafo, escritor y cineasta, regaló a los oídos asitentes la melodía de su nuevo trabajo, Body Parts Songs (Canciones sobre partes del cuerpo), una suerte de textos clásicos y contemporáneos que relacionan las partes del cuerpo y sus funciones.

La pieza, encargo expreso para la 51 edición del Festival de Pollença por su director, Joan Valent, despertó sorpresas y alguna que otra decepción de los oyentes, que encontraron "demasiado larga" esta última parte. Sin embargo, para declarados amantes de sus habilidades musicales como Antonio Ruiz, simplemente el concierto fue "maravilloso", o "tremendamente original". Esta obra se compone, en su primera parte, de artículos académicos de von Ernst Jandl que tienen por título La boca como siervo (Study 1: the mouth as servant); El papel de la lengua (Study 2: the role of the tongue) y Sobre los efectos de la saliva (Study 3: on the effects of the saliva).

La concepción de la obra, según el propio Nyman, nace de varios focos: por una parte, está "obviamente inspirada" en la idea erótico-sexual del cuerpo que muestra el poeta renacentista italiano Pietro Aretino en sus Sonetos Lujuriosos €sonetos 16 y 2 que también interpretó en la primera parte del concierto€. Por otra está el gran interés que nuevamente muestra el artista por la neurología (ya expresado en la ópera The Man who Mistook his Wife for a Hat, basada en el estudio de Oliver Sacks), así como por la eugenesia y la genética (ya visto en la ópera Facing Goya).

Otro de los aspectos más comentados tras la actuación fue el papel de la soprano Marie Angel, una habitual en los recitales que el músico ofrece alrededor del mundo. Su interpretación, en especial durante el estreno, no pasó desapercibida entre el público. Algunos alabaron sus "múltiples registros" y la musicalidad resultante al escucharla cantar en diferentes idiomas. Otros, sin embargo, encontraron que su figura "ocupaba" mayor protagonismo que el propio pianista, que se mostró en todo momento agradecido con la soprano y los asistentes.

Así las cosas, el concierto duró cerca de dos horas, después de las cuales los que lo desearon pudieron comprar un disco de Nyman firmado por él, que se prestó a ello tras la actuación. Y volvieron a sus casas con el recuerdo de un piano clavado en la arena, y un caballito de mar que volvió a sumergirlos a todos en la nostalgia, en las olas de un mar de escenas eternas.