Cinco horas con Mario (su versión teatral) se convirtió en un acontecimiento desde que la estrenara Lola Herrera hace 33 años. Aunque se siguió representando posteriormente, yo lamentablemente no la he visto, así que abordo con menos referentes (o prejuicios) esta función a cargo de la excelente actriz Natalia Millán, en lo que constituye, obviamente, el mayor reto para un intérprete: enfrentarse en solitario al público.

Sin duda Delibes es un pedazo de autor, aunque este texto no fuera concebido para la escena. Pero sucede que desde 1979 ha pasado todavía más tiempo que entre la Guerra Civil y 1966, año en que transcurre la acción, y no en balde. En mi humilde opinión, la mayor parte de lo que le cuenta Carmen Sotillos al cadáver de su marido durante cinco horas (sintetizadas en escena en hora y media) no le interesa al espectador contemporáneo. En buena medida ello se debe a la puesta en escena y a la versión, con ciertas disonancias. Dejan que desear otros aspectos dramáticos, como las voces "en off" del comienzo. Y, en definitiva, a uno le cuesta sustraerse a la convención de que está viendo a una persona ´hacer teatro´, y en este sentido las amplias dimensiones de nuestro magnífico Auditórium no ayudan, tampoco, a crear un clima de intimidad.

La función se sostiene, a pesar de todo, porque Natalia Millán es una buena intérprete, porque Miguel Delibes era un gran escritor y porque el texto, pese a las presumibles modificaciones, incluye apuntes atractivos, incluso humorísticos. Una función con interés, que parece retener parte de sus bondades del pasado.

Cinco horas con Mario

auditòrium de palma

Autor: Miguel Delibes. Dirección: Josefina Molina. Intérprete: Natalia Millán.