Otra ovación, de más de un minuto y con la platea puesta en pie, acogió la entrada de los músicos de la Simfònica al escenario justo antes de empezar el concierto del pasado miércoles en el Auditòrium de Palma. Unos aplausos unánimes que agradecieron los músicos, también de pie, juntándose al homenaje.

Y es que la formación está preocupada y el público sigue con interés las noticias de recortes en su presupuesto. Acciones espontáneas como la del miércoles no hacen más que decir a los gestores y administraciones que la Simfònica es muy querida y apreciada y que después de más de veinte años de existencia se ha consolidado y se ha convertido en imprescindible. De no existir la formación sería imposible escuchar en vivo obras como ese Requiem de Verdi que llenó todo el programa del concierto que comentamos. Un Requiem masivo, con un grupo coral de más de doscientas voces, Coral Illes Balears, creado a partir de una iniciativa de la Federació de Corals, y que, sin ser profesional, estuvo en todo momento a la altura de la obra, sin estridencias en una partitura en la que es muy fácil execerse. El sonido del enorme grupo vocal fue más que correcto. En todas sus intervenciones, el director, un Salvador Brotons muy atento y dando todas las entradas, supo controlar el sonido. Verdi exige muchos matices, tanto en los pianos como en los fortes, y esos matices aparecieron prácticamente durante toda la velada.

La orquesta, todavía emocionada por el recibimiento, lo dio todo. La lectura que hicieron músicos y director fue brillante.

Más irregular la participación del cuarteto solista, con un tenor que sin llegar a ser deficiente en ningún momento no fue nunca brillante. En cambio los otros tres, más verdianos, sí tuvieron alguna intervención destacable.

Orquestra Simfònica de Balears

Palma

Salvador Brotons, director

Coral de les Illes Balears

Solistas vocales

Fecha: 04/04/2012.

Auditòrium de Palma