Una de las escasas consecuencias positivas de la crisis mundial es que ni se ensalza de forma exagerada a la juventud ni se arrincona a la tercera edad. Los ciclos económicos se alternan; los vitales se mantienen de generación a generación, cada una con sus obstáculos. Tres veces 20 años pone su granito de arena en recordar que la gente mayor existe, disfruta y sufre en proporciones similares al resto de tramos demográficos. Tema tratado con mucho causticismo en Gianni y sus mujeres (Gianni di Gregorio) o de forma más solemne en Elegy (Isabel Coixet, adaptando una novela de Philip Roth) y que se resume en la frase lapidaria de Mae West: "La vejez no es para cobardes".

El dicho se puede parafrasear y aplicarlo a la hija de Costa Gavras. Arrancó con fuerza en La faute a Fidel! (no estrenada en España) y se desinfla en ésta. Hay muchas indefiniciones, la pareja de sesentones vive en un Londres que apenas se ve. Los dos sufren sus respectivas crisis de forma demasiado sincronizada, y reaccionan de forma casi idéntica, sin contraste, sin apenas discusiones. Se salta de sobreentendidos supuestamente sutiles a subrayados reiterativos, de texto o con la musiquita que intenta insuflar la vidilla y ánimo que el libreto o el ritmo del filme no son capaces de transmitir por sí solos. La previsibilidad del guión y las arritmias en la dirección se compensan en parte por el gran trabajo de los actores principales, Hurt, Rosellini y Mantle, sobre todo las dos mujeres. Los jóvenes (actores) muestran que tienen mucho que aprender.

Tres veces 20 años

Nacionalidad: Francia, 97 min. Director: Julie Gavras. Actores: William Hurt, Isabella Rosellini, Doreen Mantle. Cines: Agusta, Renoir