­Los rayos de sol deslumbran sus primeros pasos en Mallorca tras un mes fuera de casa. Intenta además ocultar las ojeras de su rostro tras unas grandes gafas con cristales oscuros: es el temido jet lag que hasta hace mella en sus inseparables compañeros de viaje, Lola, Nani y Curro, tres chihuahuas que adoptó en Santo Domingo hace algunos años, y que tiran con fuerza de sus correas por el aeropuerto de Son Sant Joan. Vivian Caoba está cansada pero feliz. Su periplo neoyorquino, su gira por teatros particular arropada por Sebastián Pons y Frank Raharinosy ha ido mejor de lo esperado. "El público americano es más tímido, pero entienden mi arte". La vedette regresa con fuerza.

Si Madonna fue la gran protagonista en el intermedio de la Super Bowl del pasado domingo 5 de febrero, donde presentó su nueva canción, Give All Your Lovin, Vivian Caoba lo fue en el Spin NY, donde se disputaba la final del campeonato de ping pong. Vestida con un traje de sevillana –por petición de los responsables del centro– la mallorquina interpretó el cant de la Sibil·la. Entre el público, y como ya contó en su día DIARIO de MALLORCA, una Susan Sarandon entusiasmada. "La verdad es que fue muy simpática con nosotros y se interesó por mi trabajo", cuenta. Tal fue la expectación que generó la actuación de la diva que le pidieron volver el día de los enamorados.

Aunque su viaje a la Gran Manzana no era, en principio, por motivos profesionales –"había acudido a apoyar a Sebastián (Pons) en la presentación de su nueva colección, Secret Garden", explica la artista– lo cierto es que su buen hacer sobre el escenario de ese club deportivo del que es socia la actriz norteamericana le supuso multitud de llamadas interesándose por su caché.

En el Valentine´s day del Spin, por ejemplo, Vivian Caoba puso la música a la velada romántica. Así, con un vestido en tonos dorados y de un solo tirante comprado en un outlet neoyorquino por 4,99 dólares –"me encantan esos establecimientos y los mercadillos de Manhattan"– la artista interpretó el famoso éxito de Sara Montiel, Bésame mucho. "Tenía unos coros grabados que decían en inglés kiss me, kiss me. La verdad es que fue sensacional", recuerda.

Igual de impresionados, el público del exigente The Box, "la catedral del cabaré y burlesque".

En ese pequeño y exigente teatro con una capacidad para sesenta selectos espectadores, Vivian Caoba logró hacerse un hueco. Presentada por el director de la sala como The Queen of Copla-Burlesque (la reina de la copla-burlesque), la mallorquina interpretó a la vez que se contorneaba Temperamento, una copla básica. Para tal ocasión, la vedette optó por una falda con bata de cola roja y un corsé de cuadros escoceses de Alexander McQueen. "El abanico fue también un complemento importante porque con él intenté seducir a la audiencia. Aunque es difícil por su doble moral. Tienen armas pero luego no pueden ver según que parte del cuerpo humano", cuenta.

Y aunque se le puso un contrato sobre la mesa, Vivian Caoba no se veía viviendo en Nueva York de por vida. "Me volvería loca, es demasiado grande", asegura a pesar de contar que se encontró en el Metropolitan Museum "a una señora muy fan de las perlas Majorica". "Demasiada gente de todo el mundo hay en la ciudad. Prefiero algo más de intimidad".

Sin embargo reconoce que se habría quedado una temporada porque "pagan bien". Pero Vivian ya tenía compromisos "ineludibles". Se refiere a su grupo Los Eléctricos con el que ya ensaya nuevo repertorio para girar por toda la isla en su show de verbenas "anti crisis". "El pasado año nos fue estupendamente bien y no quería dejarlo. Me gusta trabajar en casa".

Aún así, la reina de la copla-burlesque –"género que me he inventado yo y que algún día alguien hará mejor"– amenaza con conquistar el Central Park. "Y volveré a cantar la Sibil·la porque les fascina y porque es de mi tierra. A Mallorca la llevo en el corazón".