­El tráfico de obras de arte es el negocio más rentable después del tráfico de drogas, aseguraba en una entrevista al Faro de Vigo Francisco de la Fuente, responsable del Museo Thysen. La mayoría de los grandes hurtos de arte se hacen por encargo o caen en manos de organizaciones mafiosas que las utilizan como moneda de cambio o como trato para solicitar la reducción de una condena, incluso han sido pasto de secuestradores que han pedido por ellos rescates millonarios como ocurrió con las tres pinturas de Van Gogh sustraías en el Kroller-Muller Museum de Otterlo en 1988.

Desde 1991 nadie ha tenido la osadía de robar en los museos de la isla. Hoy en día las colecciones se blindan con sofisticadas medidas de seguridad. Pero nadie vela por el patrimonio arqueológico. Los saqueos más frecuentes se dan en alta mar. Barcos sumergidos o zonas submarinas de época romana se convierten en blanco de los cazatesoros y su actividad suele pasar inadvertida. Si bien, algunas piezas regresan a la propiedad pública. En 2007, en el marco de la operación Pitufo, la Policía Nacional intervino más de 20.000 objetos y 12.000 monedas de diversa procedencia, requisadas a una red que se dedicaba a saquear yacimientos arqueológicos del país, entre ellos Balears, con un detector de metales. Los agentes también recuperaron en 2009 las famosas predelas de la iglesia de Monti-sion, sustraídas en 2009 por un grupo organizad0 que, sin forzar la puerta, entró de noche y robó los relieves datados del siglo XVII. Las piezas fueron halladas justo cuando estaban a punto de ser trasladas a la península para su venta.