De forma espontánea, Sonia se levanta de la mesa y abraza a su monitora. Ella le corresponde, pero le pide que regrese a su lugar para poder seguir con la clase. Sonia ya es adulta, aunque esa expresión de cariño nos pueda recordar a la de un niño. Es una persona adulta con discapacidad intelectual. Su nivel de dependencia es alto y, aunque su edad cronológica no lo diga, ha comenzado su proceso de envejecimiento.

Sonia es una de los 19 usuarios del centro de día Berilo que gestiona Amadiba. De reciente creación, Berilo se destina específicamente a las personas con discapacidad intelectual, altamente dependientes y que, dadas sus características, ya han comenzado a envejecer. Sus edades van de los 35 a los 70 años. Algunos de los más mayores son personas que en su día estuvieron internadas en el Hospital Psiquiátrico y que cuando este centro cerró, fueron derivadas a Amadiba. Maria Antònia Vives, directora del área de atención diurna, explica que la entidad ha obtenido una ayuda de la Obra Social de Sa Nostra para cubrir los gastos de equipamiento de este centro.

Con la apertura de este recurso Amadiba continúa con su línea de mantener varios centros de pequeñas dimensiones. Así, Berilo con 20 plazas, se suma los centros de día que funcionan en Palma y en Inca, con 30 y 22 plazas respectivamente. Explica Maria Antònia Vives que este centro cuenta con tres grupos y que siempre hay uno que está realizando una actividad en el exterior del mismo. El objetivo es evitar el aislamiento social y utilizar los recursos comunitarios. Así los usuarios de Berilo acuden al piscina Germans Escales, a sesiones de psicomotricidad o realizan salidas educativas o, simplemente, dan una vuelta por el barrio. Las mañanas que pasan en el centro lo dedican a aprender hábitos de la vida cotidiana o a practicar juegos sociales

Las comidas se realizan en los comedores que la Amadiba tiene junto al centro por lo que a la hora de comer, los usuarios dan un pequeño paseo y cambian de espacio. Por las tardes se realizan distintos talleres desde cuidado de la imagen personal a relajación, taller de música, expresión corporal o teatro. La primera parte de la jornada, los usuarios están con su monitor que es su persona de referencia, pero por las tardes los profesionales van rotando de modo que las personas que acuden a Berilo se relacionan con otros profesionales.

Además de estas actividades, hay programadas sesiones de logopedia, de fisioterapia y dos visitas semanales de la médico de la entidad. Las personas con movilidad reducida, como Victoria que sólo puede estar acostada, tienen una pauta de control postural para evitar lesiones.

15 años de historia

Amadiba nació hace 15 años gracias a la iniciativa de un grupo de madres para cubrir las actividades de ocio para niños y jóvenes con discapacidad intelectual, y para conciliar vida familiar y laboral. En esos momentos no había ningún recurso específico para estas personas. Los primeros servicios fueron el club d'esplai los sábados por la mañana, y las escuelas de vacaciones. Poco a poco se fueron incorporando actividades y recursos y a día de hoy Amadiba dispone de tres centros de día, residencia y viviendas tuteladas, club deportivo, fundación tutelar y respiro, además de las ya mencionadas actividades de ocio. De las diez personas a las que se atendió en un inicio, se ha pasado a las 270 actuales. De los niños en edad escolar a los adultos y mayores. Amadiba llega a las localidades de Palma, Llucmajor, Inca, Santa Margalida y Marratxí.

También ha comenzado su andadura Toth Educatiu, una escuela de formación de tiempo libre y ocio educativo que incide en sus contenidos en los aspectos del ocio en personas con discapacidad intelectual con el objetivo de formar a profesionales y voluntarios en la atención específica estas personas.