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De verano

El descanso llegó de América

A simple vista todas las hamacas resultan iguales pero sus materiales, formas y procedencias son tan variadas como los lugares donde se pueden colgar

A Cristóbal Colón hay que agradecerle que trajera tres cosas de su primer viaje a América: la patata, que perfeccionó la tortilla; el tomate, con el que se inventó el pa amb oli; y la hamaca, usada principalmente para la siesta. Estos peculiares asientos son hoy la viva imagen del verano y el descanso, aunque si llegó a España fue porque la tripulación de Colón estaba harta de dormir en el frío y húmedo suelo.

Ahora, aclimatados a las comodidades que brinda la vida moderna, que levante la mano el que jamás haya fantaseado con desconectar tumbado en una hamaca en medio del Caribe. A lo mejor llegar hasta una de esas postales resulta difícil, pero comprarse una está al alcance de todos los bolsillos. Sus precios se mueven entre los 55 y los 1.300 euros, pero una buena siesta no se paga con dinero.

Uno de los mejores establecimientos para encontrarlas en Palma es en la tienda Un mundo de hamacas. "La hamaca te recuerda al útero materno", asegura Susana Rodríguez, una de las responsables del comercio. Esta especie de lecho relaja y nos devuelve al vientre de nuestras madres, "que aún queda algo en nuestra memoria", asegura la especialista. "De hecho, son muchos los pediatras que recomiendan que los niños con algún tipo de problema utilicen este tipo de asientos", añade Rodríguez.

Individuales, dobles o XXL, las medidas de estas tumbonas se sitúan entre el metro y medio y los dos metros de ancho. Precisamente es la anchura el elemento primordial a la hora de elegir hamaca, explica la experta Raquel Pablo, trabajadora de la citada tienda. "La gente tiene la costumbre de tumbarse en diagonal y no es la forma correcta". Al tumbarnos en vertical el cuerpo se queda "en forma de plátano" y dejamos que queden muchos hilos de la hamaca sin trabajar. "Lo suyo es tumbarse a lo ancho, de esta forma tenemos toda la tumbona abierta, el peso se distribuye mejor y es mucho mas cómodo para la espalda", señala la especialista. Más cómodo para dormir o para lo que se tercie.

Auténticas obras de arte

Procedentes de países como Colombia, Brasil, México o India, cada una de ellas tiene unas características propias.

Las hamacas wayuu están tejidas por las mujeres de una comunidad indígena que se encuentra en la península de La Guajira, un desierto entre Colombia y Venezuela; están hechas a mano y "son auténticas obras de arte", relata Raquel Pablo. "Cada pieza es única y exclusiva y tarda en tejerse entre cuatro y seis meses. Son muy cómodas y duraderas".

Las de estilo mexicano, conocidas como chinchorros, cuentan con una ventaja sobre el resto, entiende Pablo. Están tejidas en forma de red con un hilo distinto que las hace "mucho más frescas y adecuadas para la isla".

Las tumbonas o sillas colombianas suelen estar decoradas con flecos hechos a manos, no llevan tanto trabajo como las wayuu, pero el entramado es también una "auténtica maravilla", apunta Pablo. Las hamacas que podemos encontrar en Un mundo de hamacas, tienda situada en la calle del Forn del Racò en Palma, son o cien por cien algodón o de fibras naturales. Estas últimas se pueden dejar a la intemperie, mientras que las de algodón deben ser tratadas con cuidado.

"Son como una prenda de ropa, si se moja un día no pasa nada, pero si las dejas todo el año se acaban pudriendo. Al algodón se lo acaba comiendo el tiempo", advierte la comercial. Las hamacas de algodón son suaves, frescas y confortables, y pueden lavarse tanto a máquina como en seco. Las de fibras naturales, en cambio, son "para toda la vida", asegura Pablo. Provienen de los guahibo, un pueblo indígena que habita en los Llanos del Orinoco y su tejido las convierte en una hamaca resistente y fresca.

Aunque "siempre solemos imaginarlas colgadas entre dos palmeras, las hamacas pueden tenderse en cualquier sitio". Por ello , desde el establecimiento recomiendan buscar diferentes lugares. "Lo bueno de las hamacas es que puedes colgarla donde quieras y cuando acabes de usarla, recogerla".

Hamacas para bebés

También los más pequeños pueden disfrutar del placer de descansar en una de estas hamacas. Además de la tumbona clásica, que puede ir con soporte de madera o de aluminio, encontramos la zebulhamac, una hamaca de algodón orgánico y madera que se puede usar tanto de cuna como de columpio. La estructura de esta hamaca se puede adaptar a las necesidades del niño. Por su parte, la hamaca kangoo devuelve al bebé al estado de suspensión del que gozaba durante los nueve meses en que estuvo en el vientre de la madre. Estas últimas aguantan hasta 15 kilos de peso.

La indian chair, "el rolls royce" de las hamacas, lleva tres capas de algodón peinado, va acolchada y además tiene una extensión para las piernas. Destaca tanto por su diseño como por su comodidad y es ideal para echar la siesta o leer.

En la amplia oferta también podemos encontrar hamacas de viaje. Están hechas de nailon, la misma tela que utilizan para los paracaídas y resultan muy ligeras. La hamaca viene en "una especie de luna que no pesa nada", afirman desde la tienda, por lo que puede transportarse con toda comodidad. "Son ideales para gente de barcos y montañeros". La individual cuesta 45 euros y 55 la doble.

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