-Las múltiples campañas institucionales de promoción de la lectura han fracasado si atendemos a las encuestas de hábitos lectores. ¿Cómo convencemos de la utilidad de la lectura?

-No sé si la lectura es útil. El escritor Gabriel Janer Manila [articulista de DIARIO de MALLORCA] le ha dado la vuelta a esta pregunta durante la mesa redonda que acabamos de compartir ahora [fue ayer]. Le ha dado la vuelta muy inteligentemente formulándola así: ¿por qué la literatura no sirve para nada? Pues porque es imprescindible. No podemos vivir desasistidos de las historias. Sería como vivir sin sueños. Los sueños tampoco sirven para nada, pero no se puede vivir sin ellos. Por otra parte, creo que una campaña de fomento de la lectura funciona y vale cuando aquellos que la organizan creen verdaderamente en la campaña y en el valor de la lectura.

-¿Los gobernantes han desconfiado de la lectura?

-Sin duda. El poder siempre desconfía de la lectura y de la literatura. Lo que acabo de ver aquí [en Contesporles] durante estos dos días es una campaña de la lectura maravillosa. Ésta es una gente enamorada de los cuentos. Los cuentos encierran la totalidad del saber humano. Aspirar a conocer cuentos es aspirar a la sabiduría. Y querer dar cuentos es aspirar a eso que llamamos cultura, es decir, dar caminos para la sabiduría. El que sabe todos los cuentos es el más sabio. Si alguien se los supiera todos sería Dios.

-¿Qué debe tener un buen cuento?

-Muy fácil. Que quien lo escucha o lo lee le diga algo sobre sí mismo. Leer es ir a la búsqueda de un espejo que hay allá al fondo y que refleja nuestra verdadera efigie.

-¿Le han hablado de las rondalles mallorquinas?

-Sí. Las abuelas no contaban las rondalles para que los nietos se durmieran, sino más bien para que se mantuvieran despiertos. Los cuentos funcionan como transmisión de una cosmogonía y del conjunto de creencias de una tribu. En Galicia tenemos os contos populares. En realidad, tenemos los mismos misterios en todas partes: el amor y la muerte. No hay más misterios. Nos relacionamos con esos misterios más o menos igual en todos los países. Pero nos diferenciamos en cómo resolvemos esos misterios. Eso sí, lo hacemos a través de la fantasía, que es diferente en cada cultura.

-En general, siempre se ha tildado la literatura española de muy realista y poco fantástica en relación a otras tradiciones europeas.

-¿No crees que el demonio es la más grande de las fantasías? Ya lo decía Borges: el más grande invento de la ficción humana es Dios. Lo que pasa es que nunca hemos considerado a Dios como fantasía sino como suprarrealidad. Pero, ojo, la fantasía es también una forma de realidad. ¿Por qué te asustas de tus propios sueños? Pues porque son reales.

-¿Quién tiene la culpa de que España no lea?

-Esto viene de muy atrás. Los índices de países del norte son más altos porque son protestantes. Cuando sucede la Contrarreforma, en los países que luego llamamos protestantes surge una necesidad: leer la Biblia. Y entonces hay un incremento enorme de lectores y especialmente de lectoras. Es necesario que las mujeres aprendan a leer la Biblia para que luego se la lean a sus hijos. Y eso fomenta el aprendizaje de la lectura. En el sur, en cambio, no puedes interpretar la Biblia, por lo tanto no puedes leerla. Porque si la lees, la interpretas aunque no quieras. Entonces, te marcan quién lee y quién interpreta para ti. Precisamente por eso se fomenta justo lo contrario: que no aprendas a leer.

-¿Cuándo es más necesaria la lectura: en democracia o en dictadura?

-Siempre. Si, efectivamente, la lectura tuviese una atención y formase parte verdaderamente de nuestros intereses, la dictadura sería imposible. Los poderes hacen como que quieren que leamos, pero saben que si lo hacemos nos veremos capaces de echarlos.

-Usted que es gallego, ¿ la inmersión lingüística es libertad o imposición?

-Yo vengo de donde habita el maestro de Bauzá en estas cuestiones: Núñez Feijóo. Estaba seguro de que el ataque a la lengua catalana semejante al que ha sufrido la lengua gallega desde 2009 sucedería aquí. La solución es que cada uno hable lo que quiera. Pero para poder escoger entre las dos lenguas, castellano o catalán, tienes que ser igual de competente en las dos. Y esa competencia tiene que ser verificable.

¿Cuál es la solución que garantiza la libertad de elección? La inmersión. Porque toda la televisión, la radio, internet, etc. está en castellano. Estos enemigos de la inmersión, ¿por qué mandan a sus hijos a estudiar a Dublín? Porque quieren inmersión. Saben que la inmersión es la única manera de que haya competencia en esa lengua.