­El Papa Francisco ha autorizado la promulgación del decreto de virtudes heroicas del Fundador de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, el padre Joaquim Rosselló i Ferrà (1833-1909). La firma se hizo efectiva el pasado jueves, durante la audiencia privada del titular del Vaticano con el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato. En dicha audiencia el Papa autorizó a la congregación a la promulgación de cuatro decretos, entre los cuales se encuentra el de las "virtudes heroicas" del sacerdote mallorquín .

El decreto de virtudes heroicas es la certificación, por parte de la Congregación para las causas de los Santos, que el padre Rosselló ha llevado una vida de fidelidad al Evangelio en grado heroico, por lo que es declarado "venerable". Este es el primer paso que ocurre en un proceso de canonización.

La congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones se muestra satisfecha con el decreto que hace referencia a su fundador, "a pesar de la importancia de la noticia, trasciende la congregación e incluso Mallorca, debido a la expansión de la obra de Rosselló y Ferrà", afirma el padre Josep Amengual Batle, autor de la positio y informatii-documentos que recogen los testimonios sobre vida y virtudes utilizados en el proceso por el cual una persona es declarada venerable-de la causa de canonización.

Se trata del primer alumno del Seminario de Mallorca que se ha visto dignificado con la declaración de venerable.

Con este decreto se hace un avance importante en la causa de canonización del sacerdote mallorquín, "uno de los eclesiásticos más importantes desde el punto de vista espiritual, pastoral y cultural del siglo XIX y XX en la Iglesia de Mallorca, destaca Amengual, "responsable de la restauración material y espiritual del Santuario de Lluc y de la Real".

Joaquim Rosselló y Ferrà nació en 1833 en Palma. Estudió en el Seminario de Mallorca y fue ordenado sacerdote en 1858. Puede después, en 1864 ingresó en el Oratorio de San Felipe Neri y en 1890 se retiró a hacer vida de contemplación a la ermita de Sant Honorat, de la montaña de Randa. Pronto, la ermita se convirtió en casa de retiro para hacer ejercicios espirituales, formando allí una pequeña comunidad de sacerdotes alrededor de Rosselló.