AHelenio Herrera, mítico entrenador entre otros del Barcelona, se le atribuye una frase para meter miedo al rival que ha pasado a la historia: «Vamos a ganar sin bajar del autobús». Desconozco si los jugadores del Mallorca empezaron el partido de ayer en Las Gaunas con esta idea, pero rápidamente se dieron cuenta de que no iba a ser así. No lo fue en Logroño, ni lo será en ninguno de los partidos que le restan al Mallorca si quiere retener esa codiciada plaza de ascenso que ahora posee. Va a tocar sufrir y mucho. Los de Luis García Plaza son el equipo a batir y necesitan poner todas sus energías para ganar. Y desde el pitido inicial. Ayer no lo hicieron. Los primeros 15 minutos fueron de los peores de la temporada y solo la suerte de que el gol del Logroñés estuviera precedido de un fuera de juego les salvó de tener que remontar una situación cuesta arriba. Imagino que tras el descanso, el Mallorca se dio cuenta de que debía trabajar a destajo para mantener la ventaja. Así se hizo y los tres puntos vienen para Palma merecidamente. Faltó rematar al rival, aunque hubo ocasiones como las de Dani que acabó en el larguero, pero faltó frescura, algo que no aportaron ninguno de los jugadores que salieron desde el banquillo. Se ha aprovechado una oportunidad magnífica, tras los tropiezos del Leganés y Rayo Vallecano. Lo importante es eliminar rivales de la lucha y que el tercer clasificado, que no opta ya al ascenso directo, quede muy lejos. El Mallorca duerme cinco puntos por encima de él y eso es importante.