Seis puntos. Esa es la cifra que debe conseguir el Mallorca para apurar sus ya escasas opciones de permanencia. No queda otra. El Alavés, tras su empate ante el Getafe (0-0), marca el corte de la salvación con 36 puntos, igualado con el Celta, cuatro más de los que el equipo de Vicente Moreno tiene en su haber. Complicado que el Mallorca se salve, cierto, pero no es imposible.

La situación clasificatoria ha pasado de color gris a negro tras un fin de semana catastrófico que no solo ha eliminado al Eibar de la terna de candidatos al descenso, sino que incluso ha incluido en la fiesta a un conjunto que parecía desahuciado como el Leganés, empatado a puntos con los bermellones y con el golaverage directo a favor. Pese a ello, no queda tiempo para lamentaciones. Todo pasa por conseguir los seis puntos que restan y esperar un gran favor del resto del rivales. Podrían bastar cuatro, las matemáticas así lo dictan, pero las probabilidades necesarias para que se dé el caso son ínfimas.

Lo que es seguro es que el Alavés, que al igual que el conjunto pepinero tiene el golaverage a favor con los bermellones, no puede ganar ningún partido de los que restan y sumar como máximo un punto, mientras que el Leganés no debe vencer en alguno de los encuentros que le quedan por delante para que el Mallorca, si cumple con su trabajo, sea un año más equipo de Primera División. El cuarto equipo en la brega, el Celta, que cuenta con 36 puntos, es el que tiene a priori un mejor calendario. Ya sea venciendo en casa al Levante, que no se juega nada más allá de objetivos internos, o consiguiendo el triunfo ante el Espanyol, ya descendido, en Cornellà, los de Óscar García tienen a tiro sellar su permanencia en Primera.

Como pronto, el Mallorca tendrá que tumbar al Granada, que no será nada fácil. Y un dato importante: si Celta y Alavés consiguen el mismo resultado que se produzca en Son Moix, sea victoria, empate o derrota, el Mallorca será nuevo equipo de Segunda División.

La misión que tiene el Mallorca adopta ya unas dimensiones titánicas. Demasiadas variables en juego y la dependencia de otros resultados convierten lograr la permanencia en una gesta épica. Todo puede pasar en el fútbol. En apenas dos días se decidirá todo.