En tiempos de estudiante recuerdo que cuando no habías estudiado lo suficiente para un examen, confiabas en el compañero de pupitre, ya fuera el de al lado, el de delante o el de atrás, para que te echara un cable y te resolviera los problemas.
Eso ha pasado, pasa y pasará. Pero, en ocasiones, el compañero tampoco había estudiado la lección o simplemente ese día no le venía en gana salvarte los muebles. En fútbol pasa lo mismo. Cuando tú no has hecho los deberes o te presentas a un examen poco preparado, siempre esperas una mano de alguien.
En esta última jornada Osasuna echó una mano ganando al Celta; pero el Valencia no, perdiendo en Leganés; el Espanyol tampoco perdiendo ante el Éibar y tampoco el Getafe que no pasó del empate ante el Alavés.
El Mallorca era esta vez el mal alumno que no sacó adelante su examen en Sevilla y esperó que alguien lo hiciera por él. Pero eso en fútbol no siempre pasa, por lo motivos que sea, y al Mallorca apenas le quedan ya oportunidades de examinarse con la ayuda de los demás.
Quedan dos jornadas, o dos exámenes, pero no basta con haber estudiando lo suficiente; para tener nota y sacar adelante la evaluación final, hará falta que el alumno de al lado resuelva algunas cuestiones que por estudiar tarde no han quedado claras. Hay que aprobar y esperar al de al lado.