El Real Mallorca cumplió en Zamora con su obligación, es decir, la de ganarle a un equipo de Tercera división. Después el fútbol es como es y un terreno de juego irregular, un penalti, una dedicación extrema del equipo de supuesta inferior categoría en el campo y evidente en su condición, un exceso de confianza del grande, la lluvia, el viento o lo que sea pueden decidir un partido.
Dicho todo esto, al equipo de categoría superior se le presupone un interés por demostrarlo y el Mallorca cumplió más y mejor en Zamora de lo que lo hizo en El Álamo en la anterior eliminatoria aunque el resultado fuera el mismo. Entonces se sufrió durante todo el partido hasta que el gol llegó en el tiempo de prolongación. Esta vez también se sufrió al final, como era de esperar con un marcador ajustado, pero se dominó desde el principio sin demasiados apuros y se jugó con el marcador a favor desde muy pronto.
En este tipo de enfrentamientos, con cierto desequilibrio que siempre hay que demostrar, el Mallorca ha cumplido con un objetivo que es más bien una obligación. No hubo apenas rotaciones por no ser entre semana, de ahí que jugaran casi todos los habituales para no perder una semana sin competición.
Misión cumplida y ahora a intentar seguir sumando en la Liga, que es la que tiene que dar de comer a este equipo.
