La mezcla de acciones brillantes con otras tan inexplicables como desacertadas definen a este Mallorca que va a sufrir, como intuíamos, aunque a veces nos pueda parecer que quizá no tanto. Anoche ante Osasuna vi acciones defensivas de Valjent de gran nivel; vi pases al espacio de Febas brillantes; vi a un Lago Junior tan enchufado que hasta se permitió el lujo de tapar a Estupiñán, que puso el centro del empate definitivo cuando el costamarfileño ya no estaba. Pero al mismo tiempo vi cosas que no puedo entender. Multitud de balones perdidos por Baba, que cumple con el dicho de que quien mucho abarca, poco aprieta; errores en el pase por precipitación cuando no hay por qué. Tampoco entiendo, y suele ser habitual, la aportación de los jugadores que salen desde el banquillo. Trajkovski, el 'desaparecido' Salibur y Abdón Prats, no tuvieron más presencia que la física. Y lo que es peor: cuesta tanto lograr algo fuera de casa, que lo que faltaba era que se escaparan puntos en Son Moix en partidos factibles para ganar. Quizá sea que no son tan factibles como creemos, y eso estropea más el horizonte. Ahora la visita a Valladolid del próximo domingo obliga a algo más que puntuar, que quizá ganando ayer, era suficiente. Ahora hay que lograr sumar los tres puntos para que la Liga que se juega en la zona media baja tenga vida.
