En agosto del año 2017 el Real Mallorca se subió a una ola y en ella sigue dos años después. Entonces era el debut, maldito debut si se quiere, en Segunda B y desde aquel día a base de victorias, empates y alguna derrota el equipo bermellón ha ido sumando y creciendo hasta llegar a agosto de 2019 para debutar en Primera división con idéntico resultado. Y cuando digo idéntico no me refiero a los números, al 2-1 sobre el Éibar, ni a los tres puntos, me refiero a los valores que te llevan a conseguir esos tres puntos.
El equipo con 'sello Vicente Moreno' fue anoche ante el Éibar el de siempre, ya sea en Segunda B, en Segunda o ahora en Primera: un equipo comprometido, trabajador, solidario y aplicando sus conceptos con la intención de obtener el máximo rendimiento posible.
Los aciertos y los errores no siempre dependen de uno mismo (pongo por ejemplo el segundo gol del Mallorca, en propia puerta de un jugador del Éibar), y por ahí pasan muchas cosas.
Pero seguramente todo lo visto no bastará para mucho de lo que viene por delante aunque es una base para los que están y para los que aún tienen que llegar, porque a pesar del resultado y de sus formas, quedan refuerzos por llegar para dar mayor consistencia a lo que se ha visto.