Dijo en la rueda de prensa previa al partido el entrenador Vicente Moreno que el partido en Tarragona era un 'partido trampa'. Y no fue tal, simplemente fue un mal partido del Mallorca. Mal interpretado, mal jugado y mal resuelto. Mal interpretado por fiarse de un equipo ya descendido a la Segunda División B. Mal jugado porque en ningún momento el Mallorca se impuso en el juego, en el dominio y ni siquiera en acciones de ataque. Y mal resuelto porque, si a pesar de todo lo anterior, logras el empate en el minuto 90, no te pueden marcar el 2-1 en el minuto 93 tirando por la borda un empate que, por lo menos, maquillaba el resultado y lo hacía menos malo. El gol de Abdón Prats parecía ser el milagro de turno, como el de Leo Suárez en Málaga o el de Álex López ante el Sporting de Gijón, pero esta vez no fue suficiente. No obstante, hay una máxima en el fútbol que no cambia por mucho que pasen los años y es que una racha muy prolongada de buenos resultados siempre están expuestos a que en algún momento llegue la derrota, que además suele acontecer cuando menos te lo esperas, en este caso ante un equipo supuestamente inferior por aquello de la clasificación de cada uno según lo que han hecho durante la temporada. Ahora habrá que empezar una nueva racha positiva en este tramo final, ¿será posible? En el horizonte esperan Almería y Granada en Son Moix y Deportivo y Extremadura lejos de casa.
