Dos acciones en el comienzo de cada parte condenaron al Mallorca a su primera derrota en Son Moix ante un Albacete que demostró ser un equipo con mucho oficio. En una competición tan igualada como esta Segunda División, empezar el partido con un gol en contra es dar demasiada ventaja al rival. Y si al inicio de la segunda parte te quedas en inferioridad por una absurda expulsión del reincidente Raíllo, el resultado es de lo más previsible. Eso es lo que hizo ayer el Mallorca. Encajar un gol a los dos minutos. Fue todo un golazo, todo sea dicho. Del albanés Manaj, que, como durante todo el partido, no se lo pensó dos veces a la hora de disparar contra la portería de Reina. Le salió un obús que no dejó otra opción al guardameta del Mallorca que resignarse a recoger el balón del fondo de la portería.

Manaj fue protagonista con mayúsculas. Para lo bueno y para lo malo. Como el perejil, estuvo en todas las salsas. Al filo del descanso participó en la jugada que paralizó el estadio. En un balón dividido en el centro del campo pugnó con Xisco Campos. La peor parte se la llevó el central de Binissalem, que cayó en redondo sobre el césped. Tras prácticamente diez minutos de asistencia, y con la ambulancia sobre la pista de atletismo, se llevaron al jugador a un centro hospitalario entre la ovación del público.

Antes de esta acción, el Mallorca reaccionó bien al jarro de agua fría que supuso el gol de Manaj. Por juego y ocasiones mereció la igualada. Muchos de los hombres de Moreno estaban enchufados. Los primeros veinte minutos de Salva Sevilla fueron todo un recital de pases; Fran Gámez era una locomotora por su banda derecha y Aridai estaba más participativo que nunca, yendo a por todos los balones, acelerado a veces. La ocasión más clara del Mallorca se produjo a los catorce minutos cuando un zurdazo de Álex López, sustituto del sancionado Abdón, se estrelló en el larguero.

El primer cuarto de hora de la segunda parte fue frenético. Pasó de todo. Y casi todo negativo para el Mallorca, que a los tres minutos de la reanudación vio cómo se quedaba con diez por expulsión de Raíllo, por propinar un manotazo al ucraniano Zozulia. El central cordobés se cargó el partido. No es la primera vez que es expulsado por acciones como esta, una agresión que no venía a cuento.

Dos minutos después llegó el gol local, obra de Lago. Su disparo rebotó en un defensa y descolocó a Tomeu Nadal. Con Raíllo en el vestuario, Moreno tocó varias teclas. Pedraza y Valjent formaron una pareja de centrales inédita y Dani Rodríguez reforzó el centro del campo sustituyendo a Castro, inoperante todo el partido. Álex López se quedó como único punta nato.

Pero la alegría duró poco en el Mallorca porque en el minuto 59 Acuña adelantó al Albacete de cabeza. El fútbol tiene estas cosas. El ex mallorquinista, presentado en su día como uno de los fichajes estrella del nada añorado Utz Claassen, se pasó toda una temporada sin marcar y llega a Son Moix y da el gol del triunfo a su equipo en prácticamente el primer balón que tocó tras entrar a la media hora de la primera parte. Y lo hizo por partida doble porque en el último minuto marcó el 1-3 definitivo para el conjunto manchego. Un minuto antes de este tercer gol, la tuvo Valjent, que remató a bocajarro de cabeza pero se encontró con un Nadal que evitó el gol del empate.

A quince minutos del final Moreno dio entrada al debutante Merveil por un agotado Aridai, despedido con una gran ovación por el gran esfuerzo desplegado. Fue un querer y no poder del Mallorca, al que no se le puede reprochar nada porque del primero al último lo dieron todo. Y como colofón, el árbitro, en una actuación desquiciante, puso la guinda al no señalar unas claras manos de Acuña dentro del área.

El Mallorca ha perdido su primer partido en casa, y buena culpa la ha tenido Raíllo, en una actuación incalificable en un futbolista de su veteranía. No es la primera vez, lo que agrava la situación. Siempre quedará la duda de qué hubiera pasado si se llega al final del partido once contra once. Una pregunta sin respuesta.