El gol de Camacho a quince minutos del final ha chafado una fiesta que estaba siendo completa para el Mallorca. El 3-1 con el que ha acabado el partido contra el Mirandés es una ventaja interesante pero no definitiva de cara al objetivo del ascenso directo. El equipo rojillo tendrá que sudar para defender la ventaja de dos goles, sabiendo que se hará prácticamente imprescindible marcar un gol porque un 2-0 en Anduva enviará al equipo a disputar otras dos eliminatorias.

El partido no ha podido empezar mejor para el Mallorca. A los dos minutos Lago Junior ha aprovechado un gran centro de Sastre, quien, como un extremo a la antigua usanza, la ha puesto a los pies del costamarfileño. El disparo de este, raso, flojo pero muy colocado, se ha colado a la derecha de Limones, guardameta del Mirandés. Mejor escenario imposible para un play off que debe tomarse como una eliminatoria de Copa. No vale un gol de diferencia. Cuantos más mejor para evitar sustos en el partido de vuelta, en el que seguro que llegarán momentos delicados.

El equipo entró al terreno de juego enchufado. Mucho más que un Mirandés que hasta la media hora se buscaba. El equipo con mayor puntuación de los cuatro grupos de Segunda B se encontraba en un escenario desconocido: un gol en contra a las primeras de cambio y ante una afición entregada con su rival. Prácticamente en la siguiente jugada tras el gol de Lago, el Mirandés ha reclamado unas manos de Xisco Campos que parecieron claras. Para suerte del Mallorca, el árbitro no ha visto nada o no ha querido ver nada.

Moreno ha ordenado desde el inicio una presión alta en todo el campo. Los jugadores del Mirandés se sentían ahogados y, principalmente, su hombre más clarividente, Borja Sánchez, que tiene un guante en sus botas. Cortada la vía principal, Cervero, el goleador del conjunto burgalés con 24 dianas, apenas ha tocado el balón.

La euforia se ha desatado en el minuto 23 cuando Raíllo ha marcado de cabeza el segundo. Ha sido en una jugada de estrategia, de esas que tanto se ensayan durante la semana con Pendín, el segundo de Moreno. Salva Sevilla botó el saque de esquina y el defensa andaluz se ha elevado sobre su marcador para batir a Limones. Raíllo se ha dirigido a Pendín para hacerle partícipe del gol.

El fútbol, muchas veces tan injusto, se ha mostrado condescendiente con los dos únicos jugadores protagonistas del triste descenso de la temporada pasada. En menos de media hora, Lago y Raíllo, este último enfrentado con la afición tras el aciago día de Anduva, firmaron definitivamente las paces con quienes todavía podían dudar de ellos.

El Mallorca ha fundamentado su victoria en una sólida defensa -imperiales Raíllo y Xisco Campos- y en el gran partido del que posiblemente son sus dos mejores futbolistas, Lago y Salva Sevilla. El africano ha cuajado una primera parte sin mácula alguna. No ha perdido un solo balón y todas sus decisiones han sido tomadas con criterio, ahora un regate, luego un centro en corto, más tarde en largo hasta el remate del gol. Salva Sevilla, por su parte, ha vuelto a ofrecer un doctorado de cómo jugar a fútbol, de cómo conseguir que el equipo se mueva al ritmo que él dicta.

Con 2-0 se han ido los dos equipos al descanso. La pregunta del millón era si salir a conservar la interesante ventaja o ir a por un tercero. No encajar se convertía en un objetivo vital. El Mirandés, consciente de que el resultado era pésimo para sus intereses, ha estirado líneas. Y en dos minutos ha dado dos serios avisos, con un disparo de Quijera y poco después un remate de Cervero que ha detenido Reina.

A falta de media hora para el final ha ocurrido un hecho que ha certificado que la suerte era hoy la gran aliada del Mallorca. Moreno, harto de las malas decisiones de Aridai, ha mandado a calentar a Bustos. Cuando el cambio era inminente, Abdón ha tenido que abandonar el terreno de juego por lesión. El canario ha seguido en el campo y tres minutos después, en su única acción acertada en todo el partido, ha marcado el 3-0 de cabeza. El resultado era el soñado por todos antes del partido.

Pero la dicha casi nunca es completa. A falta de un cuarto de hora el Mirandés ha logrado su objetivo, marcar y mantenerse vivo en la eliminatoria. Ha sido Camacho, que había entrado hacía diez minutos, el autor del gol de la esperanza para el equipo de Alfaro.

El partido estaba más vivo que en ningún otro momento. Tres minutos después de que el Mallorca encajara el gol, Bustos ha tenido el cuarto en sus botas. Con todo a favor, ha tirado el balón a las nubes para desesperación de la entregada hinchada rojilla. Y, con tangana incluida, se ha llegado al final. El gol del Mirandés lo deja todo por decidir para la vuelta, pero la diferencia sigue siendo importante para el Mallorca. El ascenso está a noventa minutos.