Ha tenido el Mallorca que verse con la soga al cuello para obtener una victoria que le permita soñar con lo que sigue siendo casi un imposible a estas alturas: salvar la categoría y no descender cuando acabe esta temporada a la Segunda División B. Los hombres de Sergi suman por fin tres puntos de una tacada, dos meses y medio después, pero continúan al menos a seis de la posición que marca la salvación.
El Mallorca salió a ganar, prescindió por fin de un doble pivote defensivo y se atrevió a irse hacia adelante porque no le quedaba otra. El Sevilla Atlético, como buen filial, es uno de esos equipos que juega y deja jugar hasta el punto que no desfalleció y estuvo de restar parte del botín a los rojillos. Lo de ayer es un punto de partida que puede quedar como una anécdota si no se encadenan otros cinco triunfos. El equipo ha roto al menos con un estigma, el de que no era capaz de ganar a nadie, y este desbloqueo mental le puede venir bien a un once que tendrá una nueva final el sábado contra un Elche, que se creía a salvo, y que se ve ahora cerca del infierno hasta el punto de que ha cambiado de entrenador. Serán necesarios todos los santos y beatos para que lo que sería un milagro futbolístico suceda.
