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Análisis

Cobarde Sergi

No tendrá la culpa del descenso a Segunda B, pero el paso de Sergi Barjuan por el banquillo de Son Moix está siendo para olvidar y está evidenciando que el director deportivo Javi Recio y el consejero delegado Maheta Molango se equivocaron apostando por él. Contrariamente a lo que muchos creen, Sergi no tiene nada que perder por haber aceptado el reto de evitar el desastre porque nadie se lo va a echar en cara si se consuma el desastre. Y si lo llega a salvar, por supuesto que habría que ponerle una calle porque sería un milagro. Pero en los tres partidos que ha dirigido, o en apenas veinte días de trabajo, ha demostrado ser un entrenador que dice una cosa en las ruedas de prensa y sus jugadores hacen otra en el campo. Está demostrando ser un técnico cobarde en sus planteamientos con un equipo que si algo ha dejado claro es que carece de valentía. Por supuesto que el Mallorca podría haber ganado al Córdoba, e incluso en el tramo final se vio a un equipo que de verdad quería ganar, pero en la mayor parte del partido no dio la sensación de que sus jugadores se jugaran la vida. Jugar con dos pivotes, más Culio, y un punta, en un partido en casa ante un rival directo, no es sinónimo de ambición. Esto es miedo. O cobardía.

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