Derrota muy dolorosa
La derrota en Huesca es comparable al penúltimo derechazo del boxeador que te ha ido tocando la cara cada vez que ha querido y que en un momento dado sabe que con dos golpes más te tumba. Y ahí está el Real Mallorca, esperando el golpe de gracia que le tire definitivamente a la lona. Y además no da sensación de poder levantarse. Ya no le quedan fuerzas. Ni creo que ganas.
Cambio de sistema otra vez
El discurso de que vamos por buen camino y el de las buenas sensaciones ya no valen. Si tan bien iban las cosas, ¿por qué llevamos tres sistemas de juego en dos meses? Aunque sería más correcto hablar de disposiciones tácticas. Como el enquistado 4-2-3-1 primero; luego el fiasco de los tres centrales y ahora la vuelta al clásico 4-4-2 en rombo, pero sin mimbres. ¿Queda algo que probar?
Final de Liga trepidante
Y aún así nos espera un final de campeonato en Segunda División trepidante. Al menos mientras las distancias con la permanencia no superen los tres puntos. ¿Quién no está pendiente de Almería, UCAM Murcia, Mirandés, Nàstic de Tarragona, Alcorcón, Córdoba o Rayo Vallecano? Aún pueden pasar muchas cosas y me resisto a pensar que vayan a ser todas malas. Alguna buena caerá. ¿O no?
