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¿De verdad Se jugaban la vida?

Si el técnico del Mallorca, que algo sabe de esto, y los propios jugadores son incapaces de explicar el incomprensible desplome de los bermellones en la segunda mitad, es que hay motivos para estar preocupado de verdad. Era un partido clave, como todos los que quedan, por lo que no tiene ninguna justificación una debacle después de una más que digna primera parte. ¿De verdad se jugaban la vida? No lo pareció, de ninguna manera y el mallorquinismo respondió con abucheos. Los fallos están dejando de ser puntuales y, lo más importante, están costando muchos puntos. Es verdad que con Olaizola, a excepción de lo de ayer, el equipo parece más sólido, pero no está bastando para ganar. Sus números son malos, pero una destitución no solucionaría nada. La salvación pasa por él. Que espabilen.

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