Maheta Molango está preocupado. Y nervioso. Por primera vez esta temporada, y solo se llevan ocho jornadas de Liga, el consejero delegado ya ha tenido que hacer uso de una bala para dar un toque de atención a los jugadores. Ayer dio el primer aviso a los primeros capitanes de la plantilla, Jesús Cabrero y Héctor Yuste. Les citó ayer en su despacho del Iberostar Estadi pese a que los jugadores, como el resto de sus compañeros, disfrutaban de su jornada de descanso, antes de reanudar hoy los entrenamientos con vistas al trascendental partido del próximo domingo ante el Huesca.
Molango, que quiso estar solo en esta primera reunión con los capitanes pese a la presencia en las instalaciones del director deportivo Javier Recio, les trasladó su preocupación por la errática trayectoria del equipo, que ha sumado únicamente una victoria, por cuatro empates y tres derrotas, la última el pasado sábado en Lugo, que le ha devuelto a las plazas de descenso. "Nos jugamos mucho", les recordó el dirigente mallorquinista, que se reunió con los capitanes por espacio de media hora. Molango mostró su descontento por la actuación del equipo en el Anxo Carro y por la involución en el juego en las últimas jornadas.
En ningún momento de la reunión se trató del futuro del entrenador Fernando Vázquez, que aprovechó que su equipo jugaba en Galicia para prolongar un día más la estancia en su tierra. En cualquier caso los jugadores saben por experiencia que si los resultados no llegan de forma inmediata la cabeza del entrenador es la primera que rodará.
Un equipo vulgar
Aunque de puertas adentro se intenta dar una imagen de tranquilidad y ni en broma se cuestiona el futuro del técnico, lo cierto es que Vázquez empieza a estar en el ojo del huracán. Hasta hace tres partidos le salvaba que el equipo daba una buena imagen, mostraba personalidad y era protagonista con el balón. Pero todas estas virtudes se han difuminado y el grupo de Vázquez vuelve a ser un equipo vulgar, a expensas del rival, como se pudo comprobar en Lugo y la semana anterior ante el recién ascendido UCAM, que no se llevó los tres puntos de Palma por su falta de puntería.
Cuando Molango apostó por la continuidad de Vázquez pese a que se evitó el descenso en una agónica última jornada, lo justificó diciendo que cambiar constantemente de técnico en las últimas temporadas no había servido para que el equipo mejorara. Por eso sorprendería que, a las primeras de cambio, cayera en una contradicción.
Al mismo tiempo que transmitió a Cabrero y Yuste su preocupación por la situación del equipo, Molango les quiso enviar un mensaje de tranquilidad y confianza en la plantilla, pese a que no está respondiendo a las expectativas creadas durante la pretemporada.
Molango siempre ha exhibido un discurso prudente con respecto a las posibilidades del equipo. Desde el primer momento, y en contraste con el mensaje del entrenador, ha huido como de la peste de la palabra ascenso, recurriendo al tópico de que será la competición la que ponga al equipo en el sitio que se merece. De momento, en zona de descenso. Toca espabilar. Ese es el mensaje recibido por los capitanes.
