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Análisis

Falló el árbitro y Aveldaño

Mal haría el Mallorca en excusarse en la actuación del pésimo colegiado de ayer para justiticar la derrota. Pizarro Gómez, tras una primera parte impecable, se volvió literalmente ´loco´ en la segunda, mostrando tarjetas a diestro y siniestro. La doble amarilla a Aveldaño, que le costó la expulsión, es exagerada a todas luces. Se puede entender la primera, por levantar el brazo para protegerse del acoso de un rival, pero no la segunda porque, como refleja el acta, el central argentino únicamente protestó la primera amarilla.

Dicho esto, Aveldaño, como Vázquez y todos los jugadores deberían saber que este árbitro es el más rápido del Oeste en mostrar tarjetas, que lleva un rosario de rojas esta temporada y que, por lo tanto, había que minimizar los riesgos. Y Aveldaño no lo hizo. Un jugador de su experiencia, con la primera amarilla, por injusta que fuera, debería haberse ido lo más lejos posible del colegiado y concentrarse en dejar en nada la falta que él mismo había provocado. Lamentablemente para el Mallorca hizo todo lo contrario e impidió que el equipo regresase a la isla con al menos un punto, que se había merecido con creces. Además del resultado, lo peor es la larga lista de lesionados y sancionados para el partido frente a Osasuna. No queda otra que levantarse y quedarse con la buena imagen. Así está permitido perder.

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