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El equipo

Claassen mete más presión

El presidente convoca a los cuatro capitanes y a Ferrer por separado en Son Moix para averiguar por qué el Mallorca está en caída libre - El alemán constata que, a diferencia de la pasada temporada, no hay fractura entre los futbolistas y el técnico

Utz Claassen y Albert Ferrer, la semana pasada durante la presentación del fútbol base. B. Ramon

­Utz Claassen intervino ayer por primera vez esta temporada en la parcela deportiva para tratar de averiguar por qué el Real Mallorca está en caída libre. El presidente convocó en Son Moix a los cuatro capitanes a una reunión que se prolongó durante una hora. A continuación recibió a Albert Ferrer, pero en esta ocasión el encuentro se alargó dos horas. Miquel Àngel Nadal acompañó al presidente en los dos cónclaves.

Javi Ros, Héctor Yuste, Lucas Aveldaño y Manuel Arana escucharon a Claassen pedirles más exigencia durante los partidos. Los capitanes, que acudieron a la cita en representación de los futbolistas, asumieron que la plantilla puede y debe elevar el listón, y prometieron una mejoría en su rendimiento este mismo domingo en la visita a Oviedo.

Por lo que Claassen pudo constatar, no hay divergencias entre los jugadores y el entrenador. La situación, por tanto, es diferente a la de la temporada pasada, cuando la crisis deportiva derivó en una importante fractura en el vestuario. Este curso, en cambio, el ambiente es todo lo tranquilo que se permite un equipo que ocupa la última plaza última plazade la clasificación.

Los capitanes se expresaron con libertad y apuntaron algunas cosas que deberían corregirse en el futuro.

No hay ultimátum

Después le tocó el turno a Ferrer. El técnico está en el ojo del huracán después del fiasco ante el Huesca. Mantuvo un sincero intercambio de impresiones con Claassen y Nadal, y cuando terminó la reunión el presidente tuvo más claro dónde está el meollo del problema.

El técnico podría dirigir en Oviedo su último partido con el Mallorca, aunque formalmente ni Claassen ni Nadal le han puesto un ultimátum sobre la mesa.

El alemán está convencido de que la plantilla tiene calidad suficiente como para instalarse en la parte alta de la clasificación. Las dos reuniones de ayer debían servir para detectar qué está fallando y cómo ponerle solución.

Ya utilizó este método la pasada temporada hasta en dos ocasiones. En abril citó a los futbolistas en Son Bibiloni Son Bibiloniuno a uno y les instó a que se ‘confesaran’ con total libertad para entender qué le ocurría a aquel equipo que también había entrado en una deriva de resultados muy peligrosa. En mayo tuvo que volver a la Ciudad Deportiva para exigir más intensidad y compromiso al final de un curso en el que el Mallorca no conseguía amarrar la permanencia.

El entonces técnico Miquel Soler consideró todo aquello una desautorización a su trabajo, pero Claassen se mostró satisfecho porque inmediatamente después del primer cónclave el Mallorca empató en Alcorcón y, después del segundo, los bermellones ganaron en el feudo del Numancia y ataron la permanencia.

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