Joaquín Caparrós ha comunicado a Giovani Dos Santos que debe adelgazar. No es que el fichaje estrella de esta temporada haya llegado gordo al Mallorca, pero el técnico quiere que esté fino, mucho más fino. Y no es el caso. El mexicano, que ahora se está recuperando de una elongación del recto anterior del muslo izquierdo, que le impidió medirse al Barcelona el pasado domingo y que le tendrá una semana más alejado del césped, no ha realizado pretemporada porque se lesionó el 7 de agosto con su selección.

Gio, que mide 1,75 metros y pesa setenta y cuatro kilos según el club, sufrió una rotura fibrilar en el muslo derecho durante las semifinales de los Juegos Olímpicos de Londres en el partido contra Japón. No solo fue baja para la final frente a Brasil, sino que tardó dos meses y medio en volver a jugar un encuentro oficial -debutó ante el Sevilla el 22 de octubre en el Sánchez Pizjuán-. Durante este periodo, y después de oficializarse su pase al Mallorca en el cierre del mercado estival -pagó un millón de euros al Tottenham por el cincuenta por ciento de su propiedad- trabajó junto a los recuperadores del club para coger la forma lo antes posible en Son Bibiloni, pero en ningún caso ha soportado la carga de sus compañeros. Y eso se nota en su físico.

Caparrós es consciente de que Gio tiene talento de sobra para marcar las diferencias en su equipo, pero quiere que esté a su máximo nivel. Y para eso le reclama que esté todavía más delgado, algo que le ayudará a explotar su velocidad y su desborde con el balón en los pies. Ahora está algo pasado de peso, una circunstancia hasta cierto punto lógica por su falta de entrenamientos y de partidos. De ahí que el preparador quiera verle más ligero y con un cuerpo más afilado porque considera que si no está a tope sus condiciones ya no son decisivas. El andaluz ha mantenido largas conversaciones con el internacional desde el pasado septiembre, tanto sobre el césped de la ciudad deportiva como en privado, porque quiere transmitirle confianza y enviarle un mensaje claro de lo que quiere que le aporte en el campo.

El entrenador no concibe que un futbolista profesional no esté a su máximo nivel físico. En la pasada temporada se vivió un precedente con Pau Cendrós. Caparrós le impuso un plan especial para que perdiera peso, sobre todo en un momento de la temporada en la que el lateral derecho estaba lesionado. Consideraba que no estaba en sus mejores condiciones por este motivo, aunque era uno de sus habituales en el once titular. Y el mallorquín lo cumplió, aunque finalmente fue uno de los descartados para formar parte de la plantilla de este curso y se vio obligado a emigrar al Gent de la Primera División de Bélgica.

Gio ha ido de más a menos en sus escasas apariciones como mallorquinista hasta el momento. Se estrenó dando dos magníficas asistencias de gol a Bigas y Hemed ante el Sevilla, pero a partir de ahí su protagonismo ha ido decreciendo sustancialmente. En la capital hispalense disputó sesenta minutos, al igual que ante el Real Madrid, mientras que en el duelo de Copa del Rey en Riazor contra el Deportivo disputó el partido completó. Ya en Liga, y en el mismo escenario, perdió la titularidad por las molestias que arrastraba. No obstante, disputó treinta y tres minutos que no sirvieron para darle la vuelta al marcador. Todavía no sabe lo que es ganar como bermellón -empató a uno en el torneo del KO- y su posición en el campo ha generado debate. Siempre ha iniciado los encuentros pegado a la banda izquierda, pero los ha acabado como punta, por detrás de Hemed en la mayoría de casos, algo que ha desplazado a Víctor a la banda en una decisión nada exitosa. Cuando regrese Gio habrá que resolver este asunto. Y si lo hace con menos peso mejor. Es lo que quiere Caparrós.