Lletra menuda: abandono, imposición y ruptura

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Una plataforma como contestación al principio de legislatura y la generación de un nuevo partido político al final. Descontento, desorientación y fragmentación. Es difícil presentar un balance peor que el que ofrece de cara a las próximas elecciones el PP de Calvià. Sí, se pueden hacer muchos matices y describir personalismos en medio de los cuales seguramente no hallaríamos a nadie en disposición de tirar la primera piedra, pero la cuestión principal, que nadie ha querido ver, es que no se puede despreciar el mandato de las urnas y que el ciudadano es siempre digno de respeto en forma de transparencia y responsabilidad. Razones aparte, cuando a un partido le dan portazo premeditado 150 militantes, en un lugar de tanto peso y significado como Calvià, lo único que no puede hacer es poner en práctica la política del avestruz, hacer como si no pasara nada y actuar de forma unilateral desde la dirección regional. Resulta incomprensible que el PP haya actuado de esta forma, vistos los fregados que ya había tenido en otros municipios como consecuencia de su gestión piramidal. La imagen inmaculada de Juan Antonio Amengual fracasa en su intención inicial de hacer «borrón y cuenta nueva». Dicen que no han podido salvar los equilibrios de la lista electoral y Luisa Jiménez se propone registrar otro partido. Ya tuvo su propia contestación interna después de la marcha de José Manuel Ruiz. Atomización y reparto de electorado sin ideario ni propuestas suficientemente diferenciadas. La derecha de Calvià no ha sabido mirarse en el espejo de la izquierda y evitar los mismos errores. Es muy probable que sea el efecto del peso de intereses sobre el servicio público bien entendido.

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