El juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Palma ha desestimado el recurso que presentó la parroquia de Portals Nous (Calvià), que quería construir un restaurante con vistas panorámicas al borde del acantilado en la zona del templo. La justicia da así la razón al Ayuntamiento, que denegó los permisos para que se pudiera llevar a cabo. El proyecto provocó un fuerte rechazo vecinal, que se plasmó en manifestaciones con el lema ‘Salvemos el Oratorio’.  

Fue el propio Ayuntamiento el que, en una nota de prensa, comunicó este miércoles las conclusiones del fallo judicial, que todavía puede ser recurrido. «El fallo pone en valor la sensiblización de los poderes públicos y de la ciudadanía en preservar la estética del entorno en una zona tan frágil, ya que la vegetación existente es baja», expuso el Consistorio, que recordó que la nueva construcción hubiese supuesto la alteración de 410 metros cuadrados.

El Ayuntamiento de Calvià alegó asimismo que la ermita está catalogada como un Bien de Interés Cultural (BIC) y que el nuevo restaurante «rompería la armonía del entorno». Otro argumento expuesto por la administración es que el solar no reunía las «condiciones de urbanización requeridas», en materia de suministro eléctrico, aparcamiento o accesibilidad.

El proyecto despertó desde sus inicios una fuerte controversia entre los vecinos de la zona, que llegaron a convocar una manifestación en 2014 para posicionarse en contra de cualquier cambio en el Oratorio. En la protesta, participó un centenar de personas. En la pasada legislatura, el gobierno de centro-izquierda de Calvià ya rechazó conceder licencia para esta infraestructura. 

En una entrevista concedida a este diario en 2017, el rector Pep Toni Guardiola aseguró que el proyecto de reordenación del espacio contaba con el respaldo del Obispado, rechazó que tuviese ninguna intención de lucro y negó que entre sus planes figurase la destrucción paisajística del entorno. Defendió asimismo el carácter "solidario, espiritual y ecológico» del proyecto que no sólo incluía un restaurante para "favorecer la inserción social", sino también la instalación de cuatro casetas de silencio y el vallado del recinto