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Lletra menuda | La regeneración del algarrobo

La algarroba se ha convertido en un producto muy cotizado.

El paisaje mallorquín no se entiende sin las majestuosas formas del algarrobo. Sin embargo, este árbol identitario de la isla, al igual que le ha ocurrido a la higuera o al almendro, ha experimentado un proceso de descuido y olvido durante bastantes años. Son tres especies propias con las que, poco a poco, se va reconciliando la población de Mallorca.

En el caso particular del algarrobo ocurre que su fruto ha ido mostrando de forma progresiva nuevos recursos y propiedades de consumo. Esta es la causa por la cual se ha encarecido y, desde hace por lo menos dos veranos, hay un verdadero boom por recoger y vender la algarroba a las cooperativas y empresas que las comercializan y manufacturan. Las algarrobas ya no se dejan perder bajo el árbol.

Pero como el campo mallorquín es áspero y abandonado, especialmente por lo que respecta a los cultivos de secano, siempre están al acecho nuevos riesgos de contaminación o intervención inapropiada. Una nueva alarma ha saltado cuando la Agencia Estatal de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha alertado de la retirada de partidas de goma de algarrobo esterilizada con óxido etileno, una práctica desautorizada por la Unión Europea desde los años 90.

Menos mal que la asociación de productores de agricultura ecológica nos ha sacado de dudas de forma rápida aclarando que el óxido de etileno está descartado en la algarroba europea y que, en todo caso, el peligro y el control a ejercer está en el producto procedente de terceros países.

Este incidente de proximidad es, de forma indirecta, un evite a centrar la mirada y el consumo sobre la algarroba local. Es el momento de consolidar y dar salida a los algarrobos revalorizados que pueblan y dan vida serena al campo mallorquín.

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