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Lletra menuda | La movilidad específica

Imagen de archivo de un autobús TIB

Si Mallorca dispusiera de medios de transporte público capaces y suficientemente interconectados, no sería necesario habilitar líneas específicas para dar servicio a viajeros con necesidades específicas. Evidentemente, y pese a los innegables avances de los últimos tiempos, la movilidad colectiva todavía tiene mucho que desear en esta isla que, precisamente por eso, se ve flagelada por el vehículo privado. También debido a esta causa, la habilitación de líneas de buses pensados en concreto para los trabajadores de hostelería de las bahías de Alcúdia y Pollença puede presentarse ahora por duplicado, con bombo y platillo. En el logro está incorporado el anexo de la evidencia de la carencia padecida hasta ahora, eso que los alcaldes de Inca, sa Pobla y Muro despachan con la consabida etiqueta de «reivindicación histórica». Dado que, como también afirma el conseller Marí, las nuevas líneas de buses que empiezan a rodar hasta el 31 de octubre, «responden a las necesidades de los trabajadores», llama aún más la atención que, en una zona de alta expansión turística como es el litoral norte de la isla, la movilidad de los trabajadores que hacen posible la calidad de los servicios, haya estado abandonada a su propio ingenio y posibilidad. Ahora solo cabe esperar que los buses lineales desde Can Picafort a Alcúdia y los radiales con destino a las poblaciones que se enlazan entre estos dos puntos, constituyan unas buenas piezas de enlace dentro del conjunto del transporte público de Mallorca. Para lograrlo no bastará con hacer un buen estadillo de horarios, frecuencias y conexiones. Será necesario incorporar el ajuste de precios y convertirlos en atractivos cuando las denuncias de los pasajeros indican que la Administración no va en esta dirección.

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